Fernando Trueba es un cineasta que plantea sus películas como una aventura y un viaje real. Ese compromiso con el oficio lo ha llevado a recorrer el mundo filmando películas y recogiendo premios en más de 40 años de trayectoria.
Su última escala fue en Colombia donde rodó ‘El olvido que seremos’. Esta adaptación cinematográfica del libro homónimo de Héctor Abad Faciolince disponible en Netflix empezó su recorrido por los premios Ariel de México y los Goya, Forqué y Platino de España, donde empezó a sumar sus primeros galardones.
“Había un chiste en el que uno pregunta: ¿Prefieres follar o masturbarte? Y el otro responde: follar porque se conoce más gente”, dice Trueba intentando explicar la fascinación que le produce filmar una película fuera de España cada vez que puede porque “follar es más divertido que masturbarse”.
Fue precisamente en el marco de la octava edición de los Premios Platino donde el director español confesó que sus pretensiones iban más allá de las ganas que tenía de recibir una estatuilla.
“Sueño con hacer una buena película y que no se olvide”, dijo el cineasta madrileño que vio cómo su más reciente proyecto se llevaba cinco de los 11 premios a los que estaba nominado. La cinta ganó en los apartados de guion, dirección, dirección de arte, interpretación masculina y como mejor película iberoamericana, convirtiéndose en la gran triunfadora de la noche.
La cinta protagonizada por Javier Cámara cuenta la historia de una destacado médico y activista por los derechos humanos que fue asesinado en un Medellín polarizado y violento durante los años 70.
“Fue un libro que me conmovió mucho y me arrancó las lágrimas porque es literariamente muy bello y tiene una historia real. Me enamoró la figura del padre, ese hombre visto por su propio hijo desde el dolor de la pérdida”, dijo el director sobre las razones que le impulsaron a filmar este relato.
Después de hacer la película, Trueba cayó en cuenta de que la historia se parece mucho a otra cinta también basada en un hecho que vio a los 15 años y que fue decisiva en su vocación como cineasta. Ese filme era ‘L’Enfant sauvage’ (1970) de François Truffaut en la que un médico se encarga de criar y educar a un niño salvaje encontrado en un bosque en Francia en el siglo XVIII.
“Medio siglo después de haber visto esa película me encontraba en Colombia rodando una película de otro médico criando y educando a un niño y me di cuenta que la educación es un tema al que soy muy sensible”, dice el cineasta que como espectador prefiere una cinta atravesada por el humanismo antes que por la acción basada en la “destrucción de la propiedad privada”.
En ese contexto exalta la figura Héctor Abad Gómez como un hombre “enamorado de la vida” que trabajar en la primera vacunación masiva de polio en el mundo, luchando por el agua potable y leche en condiciones sanitarias y que además transmite a su hijo ideas de libertad, ética y alegría.
Trueba evita llamarlo héroe. “Qué necesidad tenemos de estar buscando héroes si lo que necesitamos es seres humanos, gente de verdad que haga lo que tiene que hacer”.
Esa noción de libertad también ha intentado transmitir a su propio hijo Jonás excepto por una cosa. “Cuando era niño yo le elegía las películas. Creció viendo películas buenas y no sabía que existían películas malas. Pero cuando eres el mayor es tu deber hacerlo para tus hermanos o tus hijos”, dice.
Siguiendo sus preceptos, Trueba hizo de ‘El olvido que seremos’ una película inolvidable que retrata la bondad a través de la figura de Héctor Abad Gómez. Otra cosa que será difícil de olvidar será la noche que el filme ganó cinco galardones en los Premios Platino.