Si bien ya fue adaptada al cine en una película de 1947, ‘El callejón de las almas perdidas’ regresa a la pantalla grande en una nueva versión que funde lo mejor del film noir y el estilo personal del mexicano Guillermo del Toro.
El filme cuenta la historia de Stanton Carlisle (Bradley Cooper), un errante timador que se gana el cariño de la vidente Zeena (Toni Collette) de quien aprende el arte del engaño como un mentalista que pasa del extravagante mundo de las ferias ambulantes a montar un lujoso espectáculo junto con su amada y fiel asistente Molly (Rooney Mara) en el círculo más lujoso del espectáculo. La ambición lo lleva a querer estafar a un peligroso magnate con la ayuda de la misteriosa psiquiatra Lilith (Cate Blanchet).
Con un elenco de nominados y ganadores del Oscar, del Toro lleva conscientemente su estilo en una dirección diferente con la idea de contar una historia clásica de una manera contemporánea.
El director se aleja de los elementos fantásticos típicos de su filmografía para poner en escena el relato de ascenso y caída de un hombre que no puede escapar de su propio destino, envuelto en un realismo atípico en sus películas, de colores vivos pero opacos y de cuidados detalles en vestuario, escenografía y locaciones.
Sobre esa gratificante experiencia visual el director describe una aleccionadora historia sobre el lado oscuro del capitalismo norteamericano y los oscuros laberintos del destino y la naturaleza humana.
En su papel como Lilith, Cate Blanchet es una de las tres mujeres que se cruza en el camino de Stanton, como una psicoterapeuta entre cuyos clientes se encuentran los nombres más poderosos de la alta sociedad.
En su primera película a órdenes de Guillermo del Toro, Blanchet asume el rol de la clásica femme fatale del cine negro, pero explorando ciertos aspectos que redefinen el arquetipo. Con una versatilidad que le permiten destacarse en superproducciones como ‘El señor de los anillos’ o ‘Thor: Ragnarok’ o filmes de autor como ‘Carol’ o ‘I’m not there’, Blanchet admite su fascinación por las narraciones ambientadas en el circo y comparte los detalles de su experiencia junto a del Toro en una entrevista para el estudio cedida para este diario.
“También me atrajo muchísimo la oscuridad de la historia. El hecho de tener un antihéroe en el centro de la historia. Alguien que rompe y tuerce las reglas y se sale con la suya, y de algún modo transforma esta cuestionable victoria en un manifiesto sobre cómo vivir una vida exitosa”. La actriz se refiere a su personaje, que fuerza al protagonista a ver quién es realmente como en “una especie de drama griego envuelto en esta estética superficial, boyante y gloriosa”.
Sin embargo, su personaje rebasa el arquetipo de la mujer que simplemente quiere llevar a un hombre a su perdición. “Es muy similar a la tradicional femme fatale. Es sumamente ambigua, difícil de conocer y está llena de secretos. Pero creo que la vuelta de tuerca contemporánea es que, a causa de su propio dolor, Lilith sólo no quiere hacerlo caer, sino derribar todo el sistema del que él quiere formar parte y dominar”.
En cierto momento, ese dolor se deja ver en forma de cicatrices que lleva en su cuerpo despertando curiosidad sobre los enigmas de su pasado.
“Conversamos mucho sobre el concepto del ‘freak’ y cómo Lilith podía tener una cicatriz física que aludiera a la oscuridad en el mundo que la rodea. Guillermo adora las historias de fondo”, dice la actriz sobre un personaje que empuja al personaje hacia su destino mientras revela su propia oscuridad y complejidad.
La actriz terminó de filmar sus escenas antes del inicio de los confinamientos por la pandemia y la experiencia con el director mexicano fue tan satisfactoria que inmediatamente se embarcó en su siguiente proyecto, una revisión animada de ‘Pinocho’.
“Era aterradora y una delicia al mismo tiempo”, dice la actriz sobre una película deja ver los oscuros recovecos de la mente y el alma humana al final de un callejón sin salida.