El asunto va más allá de lo físico: Kristen Stewart luce idéntica a Lady Di: se mueve como ella, se viste como ella, habla como ella con su acento británico, sufre como ella. En esto último radica la diferencia: la actriz dice que no tuvo el nivel para “imitar a la princesa Diana a la perfección”; sin embargo, la dulzura y la tragedia de Diana Spencer (la famosa Lady Di) parecen calcados al alma de Stewart.
‘Spencer‘, la nueva película del chileno Pablo Larraín que protagoniza Stewart, ya le dejó una candidatura al Globo de Oro y varios reconocimientos más; ahora suena con fuerza para los Óscar y los Bafta (a lo mejor del cine británico).
La vida y la muerte de la carismática princesa británica son recuerdos de infancia para la intérprete estadounidense, Stewart tenía 7 años cuando el mundo se llenó de titulares despidiendo a la ‘Rosa de Inglaterra’, fallecida en un accidente automovilístico.
‘Spencer’ se enfoca en tres días de la vida de Lady Di a principios de los 90: la Navidad en la Casa de Windsor en su finca de Sandringham en Norfolk (Inglaterra), donde Diana decidió terminar su matrimonio con el príncipe Carlos.
Para Stewart, Diana Spencer podría ser la consagración de una carrera que empezó con pequeños papeles y estalló cuando se puso en la piel de Bella Swan en la criticada saga de ‘Crepúsculo‘; pero a ella lo que le sobraba era talento, que luego dejó ver en filmes como ‘The Runways’, ‘American Shopper’, ‘Café Society’, ‘On the Road’ o ‘Clouds of Sils Maria’.
Stewart cuenta en esta entrevista cedida por el estudio detalles de ‘Spencer’, que acaba de estrenarse en cines del país.
¿Qué pensó cuando le ofrecieron este personaje que fue tan famoso y estuvo ligado a la conciencia colectiva?
“Estás loco, cierto, le dije a Pablo, pero él tenía una seguridad que fue contagiosa. Yo no tenía una opinión muy definida sobre ella antes de hacer la película más que pensar que era genial y hermosa, y recuerdo que su pérdida fue un gran golpe para el mundo, tanto que yo lo sentí siendo una niña, recuerdo todas la flores, los rostros con lágrimas, yo pensaba: ‘¿Qué es esto?’ En ese momento ya me obsesioné con la corona, jugaba a hacer mi propio reinado…
No quiero usar un término erróneo aquí… es imposible conocer a estas personas, técnicamente hablando, ellos viven cosas tan únicas con las que no podemos relacionarnos, todo lo vemos con perspectiva ajena. Creo que el fervor de querer saber y querer acercarse a ellos es algo que la definió a ella, porque tal vez ella fue la más normal de todos allí.
Irónicamente, logró hacer sentir a la gente empoderada y acompañada cuando brindaba su luz, todos se sentían conectados, pero en realidad ella era la persona más solitaria y aislada que pudieras imaginar en ciertos momentos. Así que tomando todas esas ideas, son solo la punta del iceberg, básicamente tuve que aceptar porque no podía negarme, debía intentarlo y darle una oportunidad, era demasiado brillante para dejarlo pasar.
Sobre Diana pesan muchas contradicciones: ella era muy accesible y normal, pero también era el miembro de la realeza más etéreo, parecía vivir en medio de un oscuro cuento de hadas en el que había muchas zonas grises…
Eso fue sin duda parte del personaje, lo extraño es que fue agotador pretender imaginar ser ella, pero también me dio más felicidad que ningún otro rol que he hecho en una película. Aquí mostramos tres días que no son particularmente divertidos.
Nos imaginamos en un precipicio en el que si ella no toma una decisión arriesgada pronto se perderá. Hay mucho en ella que no tiene sentido y por eso creo que lo que quería era ser normal y ser conocida, pero creo que recién en sus últimos años de vida llegó al punto de conocerse a sí misma, y luchó por eso.
Todas sus aristas parecen desesperadas, la gente la consideraba manipuladora y especuladora, y en las entrevistas, a veces, parece buscar un efecto en la gente, una reacción específica… pero es lo que todos hubiéramos hecho, si yo estuviera arrinconada, también mostraría los dientes.
Sin embargo, ella también se mostraba vulnerable al punto de que no podía ocultar nada. Es increíble, pero creo que no hay una forma de resumirla de forma concisa porque avanzó a un punto en el que logró realizarse y ganó la aceptación tanto de ella misma como del público, que entendió que era única y no un personaje animado“.
¿Cómo fue su aproximación al personaje: un proceso de interiorización buscando su esencia, emociones, intentando entender lo que sintió en esos momentos, o empezó por lo exterior: acento, ropa, parecido físico…?
“Fueron ambos al tiempo. Es muy importante ver todo, leer todo, desmenuzar cada idiosincrasia, cada detalle cuando se comunicaba, ponerme en su cuerpo, y luego es importante olvidarlo, estar presente y disfrutar lo que más puedas porque te harías un mal a ti mismo, a la historia y a Diana si no pusieras tu cuerpo y lo vivieras tu mismo físicamente hablando, porque ella era, no quiero sonar básica, tan viva, se mostraba entera en cada foto, aunque no se sintiera bien, ella brillaba en cada imagen.
Hay gente que es magnética y es imposible imitar el magnetismo, ¿entiendes? Hay que dedicar el cuerpo, mente, alma y corazón a ello. Pero no pude imitar a la princesa Diana a la perfección”.
Como espectadores acompañamos a Diana en ese angustioso viaje íntimo. ¿Cuál fue la importancia de Pablo Larraín como su guía?
“Muy importante. Ella está tan sola, aislada, naturalmente cuando te sientes tan incómoda en tu ambiente, comienzas a levantar muros para protegerte. Mi autoprotección, los muros que yo levanto cuando estoy asustada o sola probablemente sean distintos a los de ella, así que lo maravilloso de Pablo fue que me sentí muy acompañada.
Hablamos mucho, pero creo que los intercambios silenciosos fueron los más provechosos, su confianza en mí,
a veces, era ridícula . Nunca me sentí sola. Pude fingir en lugar de sentirme así porque en ese punto ya no se puede actuar.
Creo que mi relación con Pablo fue uno de los intercambios más efímeros que tuve con un director, es difícil decir por qué, pero creo que a ambos nos atrajo esto como insectos a la llama. Y ambos decíamos: ‘espera, espera, no te quemes’. Luego él se acercaba demasiado al fuego o yo lo hacía, pero ambos nos manteníamos en ese punto perfecto para terminar la película y sostenernos”.
Lo que tiene que ver con Diana y la corona son temas muy sensibles para los británicos. ¿Tuvo que ser de alguna manera cuidadosa con su interpretación?
“Creo que debo ser cuidadosa ahora. En la película haces lo mejor posible y solo puedes ser tan honesto como lo requiera el momento. Creo que todos tienen su versión de la historia, todos escribieron un libro, dieron entrevistas, incluso como ‘forasteros’ tenemos una opinión de lo que sucedió, pero nadie sabe qué sucedió.
Incluso si quieres opinar sobre la relación de un amigo cercano, a puertas cerradas, no sabes lo que sucede en realidad. Y como ella era un ser tan iluminado, una especie de salvadora para otros, estoy segura de que la gente está muy enfocada en sus opiniones. Es un tema complejo y estoy segura de que el terreno está lleno de bombas, pero yo solo intentaré correr a través de ellas sin que exploten” sostuvo la actriz en la entrevista.