La biblioteca A mano manaba de Manabí fue galardonada por la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos

La Biblioteca A mano manaba tiene su sede en una cabaña de caña en el centro del pueblo de Don Juan, de Jama. Foto: Cortesía A mano manaba.

La Biblioteca A mano manaba tiene su sede en una cabaña de caña en el centro del pueblo de Don Juan, de Jama. Foto: Cortesía A mano manaba.

La Biblioteca A mano manaba tiene su sede en una cabaña de caña en el centro del pueblo de Don Juan, de Jama. Foto: Cortesía A mano manaba.

La biblioteca comunitaria que la Fundación A mano manaba sostiene para las niñas de la comunidad de Don Juan (cantón de Jama, Manabí) resultó galardonada entre 15 proyectos seleccionados alrededor del mundo por la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, que reconoce cada año a las mejores prácticas bibliotecarias.

El pasado jueves 17 de enero, la Biblioteca del Congreso estadounidense entregó en Washington sus premios anuales al desempeño en alfabetización (Literacy Awards) y destacó al proyecto ecuatoriano en la categoría de mejores prácticas en alfabetización multigeneracional (Best Practices Honorees: Multigenerational Literacy).

A mano manaba es una biblioteca comunitaria fundada por los esposos Rut Román (Quito, 1959) y Esteban Ponce (Quito, 1967), doctores el literatura quienes dejaron sus posiciones como profesores universitarios en la Universidad de las Artes de Guayaquil para mudarse a Don Juan a inicios del 2016.

“Todo comenzó cuando mi esposo y yo dejamos nuestra estable posición como académicos universitarios para vivir y leer con las niñas de un pequeño pueblo de pescadores en el norte de Manabí, Ecuador”, cuenta Román en el texto ‘El efecto mariposa de pasar página’, que presentó a modo de presentación del proyecto.

Apenas un mes después de haber apostado por un radical cambio de estilo de vida, las casas del pueblo y la propia vivienda de los académicos fue destruida por el terremoto del 16 de abril de 2016.

“Unos pocos días después nos dimos cuenta de que nuestra mascota, un burrito, podía cargar libros en su lomo. Y así bajamos a la playa, donde todas las niñas del pueblo se acercaron a acariciarlo y ver los libros”, anota Román.

“Imagina la destrucción y miseria dejadas por un terremoto de 7.8 puntos en un pueblito de pescadores junto al mar –sigue-. Imagina un burrito cruzando la playa con sus alforjas llenas de coloridos libros infantiles. Mientras camina sobre los escombros y la devastación, su campana suena llamando a las niñas a leer. Todos, quienes perdimos casa y pertenencias, nos juntamos a leer y jugar y así olvidamos, por un momento, la situación que nos rodea”.

Los libros que trasladaba en el lomo el burrito Domingo dieron paso casi tres años después al Centro Intercultural A mano manaba, con una biblioteca de caña guadua con 4 000 libros en el centro del pueblo, construida gracias al esfuerzo de la Fundación y a las colaboraciones, las donaciones y el trabajo voluntario de nacionales y extranjeros.

El Centro Intercultural A mano manaba ofrece programas de remediación de lectura, asistencia a las tareas escolares, capacitación de los profesores de la escuela local, talleres de arte y manualidades, alfabetización para adultos, clases de taekwondo, talleres de defensa personal para niñas y mujeres, y talleres de expresión corporal.

El centro está abierto a toda la comunidad, pero el foco principal del proyecto está puesto en niñas y jóvenes mujeres. “Creemos que las niñas de entre 10 y 12 años de edad son el motor de un cambio necesario en las dinámicas de género para desestructurar la dominación patriarcal que sobrellevan mujeres y niñas en la comunidad”, indica Román.

El servicio de préstamo de libros ha multiplicado el efecto de la biblioteca en la comunidad. Esperan impulsar el liderazgo activo (especialmente entre mujeres); aumentar la tasa de graduación escolar y contribuir a la reducción de la violencia de género.

La Fundación busca financiamiento a través de su página web  para implementar un biblio-bus que les ayude a llegar a poblaciones remotas para replicar los programas “que han demostrado su valía en Don Juan”. También buscan consolidar un futuro circuito de bibliotecas para niñas en varios puntos del norte de Manabí.

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