El coreógrafo chileno Juan Alberto Pérez dirige el taller de coreografía en Portoviejo para crear nuevos bailes inspirados en las costumbres locales. Foto: Patricio Ramos / EL COMERCIO.
Las fiestas de San Pedro y San Pablo, el trabajo cotidiano del montuvio, los juegos de ronda y hasta la presencia de animales en la campiña manabita, se han convertido en material de alto valor histórico y coyuntural para la puesta en escena de coreografías por parte de grupos dancísticos en Manabí.
Para aprovechar esos elementos ancestrales, la Casa de la Cultura Ecuatoriana (CCE) Núcleo de Manabí, en Portoviejo, puso a disposición de 50 bailarines de la provincia la experiencia del coreógrafo chileno Juan Alberto Pérez.
Desde inicios de julio, Pérez, coreógrafo de la Escuela Nacional de Danza de Ecuador, junto a la CCE y los bailarines manabitas, se puso el reto de montar una coreografía al final del curso que terminará el 8 de agosto próximo.
Antes de iniciar el seminario teórico-práctico, el experto chileno realizó un diagnóstico de la geografía corporal de los bailarines. Entonces concluyó que los bailarines manabitas tienen mucho movimiento y elasticidad, parece que se mueven al vaivén de las ramas de árboles, emulan muy bien las actividades cotidianas, por ejemplo, del campo manabita, reconoce Pérez. Una vez evaluadas las potencialidades de los bailarines, el instructor amalgama la danza con las clases de historia y sobre todo las vivencias de los asistentes.
La historia manabita igual que la de otros sitios del Ecuador está llena de elementos para incorporar a piezas dancísticas. Por ejemplo, el reto para el 8 de agosto es llegar a final del curso con la presentación de una pieza de danza basada en la historia de las fiestas de San Pedro y San Pablo.
La bailarina portovejense Sunhy Choi asegura que tienen material de donde escoger para el montaje. En las fiestas de San Pedro y San Pablo hay elementos míticos para ser incorporados en las propuestas dancísticas; como la culebra, el baile de las banderas y las caminatas por las calles de barrios y poblados de Manabí que realizan los integrantes de los gabinetes que forman parte de la fiesta. Esos elementos son adaptados al lenguaje corporal de los bailarines.
Choi asegura que el baile de la iguana originario del cantón Chone, noreste de Manabí, refleja cómo los montuvios interactuaban con los elementos de la naturaleza.
La recopilación de datos históricos que luego son presentados en coreografías es uno de los aciertos de los bailarines de Manabí, comenta Julio Villacreses miembro de la CCE- Núcleo de Manabí.
“El elemento humano está aquí, la mayoría son jóvenes ávidos de nuevos conocimientos sobre cómo llevar a los escenarios sucesos que parecen rutinas diarias, pero al final esas rutinas por ejemplo de las cosechas de maíz, algodón de ceibo y las carreras de las iguanas sirven de inspiración para contar la historia a través del lenguaje corporal”, refiere Villacreses.
El montaje de la coreografía de San Pedro y San Pablo tendrá una duración de 25 minutos aproximadamente. La obra será en pequeño formato de etnodanza, la cual toma como referente creativo un contexto de la cultura tradicional de Manabí. En el montaje participarán aquellos estudiantes que cumplan con más del 80% de asistencia a las clases teóricas y prácticas. Todo estará incorporado al proyecto Semillas para la danza que impulsa la CCE Núcleo de Manabí.