El cambio climático no es un fenómeno que ocurrirá en el futuro. Este ya está causando impactos alrededor del mundo y en los próximos 20 años la temperatura global promedio podría aumentar entre 1,5°C y 2°C. Bajo estos escenarios, el incremento del nivel del mar, las olas de calor y la pérdida de especies serán evidentes.
Estas fueron algunas conclusiones del último informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC). Aunque los esfuerzos del mundo estaban centrados en evitar que se llegue a ese aumento hasta finales de siglo, el reciente estudio muestra que hay menos tiempo para actuar.
Hasta el momento, el planeta ya ha tenido un aumento de 1°C en comparación con la época preindustrial. Es decir que, con un incremento de 0,5°C o de 1°C, ya se llegaría a las cifras que se buscan evitar.
María Victoria Chiriboga, coordinadora de los Laboratorios Urbanos del Programa de Ciudades Intermedias Sostenibles de la Cooperación Técnica Alemana (GIZ), explica que estos 10 años son cruciales para disminuir las emisiones.
En el mejor de los escenarios, se producirá el aumento de 1,5°C en las próximas dos décadas, pero la temperatura volverá a disminuir hasta 2100. Si se continúa como hasta el momento, hasta finales de siglo se registrará un aumento de 2,7°C y, si se duplican las emisiones, el resultado será un incremento de 4,4°C.
Chiriboga explica que la principal diferencia entre un incremento de 1,5°C y 2°C es que en el segundo caso los efectos serán más pronunciados. En el primer escenario se prevén olas de calor, problemas de oleaje y períodos de fuertes lluvias.
En el caso de llegar a los 2°C, se prevé que todos estos episodios serán más intensos y frecuentes. Entre 1850 a 1900 los eventos extremos de calor pasaban una vez cada 10 años.
Ahora, que la temperatura ha aumentado en 1°C, se pueden registrar casi tres de estos eventos extremos en una década. Si se llega a 1,5°C, podrían presentarse hasta cuatro en el mismo período y, con un aumento de 2,0°C, es probable que se registren casi seis.
Por otro lado, con un aumento de 1,5°C se espera una subida de 48 cm del nivel del mar en 2100. Con un incremento de 2°C, sería de 56 cm.
Estos cambios también afectarán a las especies y la dinámica de los ecosistemas. Diego Cisneros-Heredia, profesor y director del Instituto de Biodiversidad Tropical de la Universidad San Francisco de Quito, dice que los animales y plantas endémicas son los más vulnerables en Ecuador.
El especialista explica que hay especies con rangos de distribución muy pequeños, que se han adaptado a las condiciones específicas de cada zona. Por ejemplo, el colibrí de Cerro de Arcos solo vive en esta montaña o el pinzón de manglar solo habita en los manglares de la isla Isabela y Fernandina, en Galápagos.
Si los cambios son muy rápidos, las especies no tendrán tiempo para adaptarse a las nuevas condiciones. Cisneros-Heredia resalta que las afectaciones a plantas y animales generarán un desequilibrio en todos los ecosistemas y eso a su vez afecta a los humanos.
Según las estimaciones, el aumento de 1,5°C afectará al 8% de las plantas y 4% de vertebrados del mundo. Con un incremento de 2°C, los porcentajes suben a 16% y 8%.
Chiriboga confía en que aún se puede actuar. En todos los escenarios, las acciones para la adaptación al fenómeno son necesarias.
En este caso, la especialista recomienda enfocarse en los sectores relacionados a recursos hídricos y agrícolas. Acciones en las ciudades también son esenciales, ya que albergan al 70% de la población mundial.