Walter Mercado fue más que un astrólogo. Su exuberante apariencia, su vestimenta llamativa y su eslogan: ‘mucho, mucho amor’, lo convirtieron en un ícono de la cultura latinoamericana.
No sé si todos piensen igual, pero al menos mi vida ha sido siempre motivada gracias a la ilusión. Esa ilusión del primer día de clases, la ilusión del primer trabajo, la ilusión de viajar, la ilusión de ganar algo. Lastimosamente, con el paso del tiempo, esas ilusiones meramente personales ya no son suficientes. Por alguna razón u otra, quizás la edad, uno se siente más conectado con el mundo y se interesa más por lo que pasa a su alrededor. Es así que mi última ilusión se encendió, independientemente de mi tendencia política o voto en las urnas el pasado 2 de abril, con el discurso simple pero conciliador emitido el 24 de mayo. Sin embargo, para mi pesar y seguramente el de muchos otros, no ha pasado un solo mes y ya han estallado grandes escándalos de corrupción, los cuáles seguramente estaban cubiertos bajo la alfombra hasta pasar las elecciones.