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Ni el atributo popular de sal “de la vida” ni el entusiasmo de Celia Cruz sobre su ¡Azúcar! tienen al parecer sustento. Efectivamente, venciendo la oposición de industrias alimentarias que intentaron ocultar evidencias (Journal Plos Biology, Noviembre 2017), múltiples investigaciones científicas acumulan sólidas pruebas de los nocivos efectos sobre la salud del excesivo consumo de sal y azúcar.
Nuestro pueblo es bueno, pero no pusilánime. Salió a las calles a pedir a quienes tienen el deber sagrado de protegerlo –sus gobernantes- con la consigna de ‘Nos faltan tres’, y los tres, en ese tiempo que escuece el alma cuando la esperanza es precaria, eran sometidos a vejámenes, preludio de sus asesinatos por narco criminales. Conjura contra la delincuencia organizada que se ha raigalizado en nuestra urdimbre social. Mientras mujeres y hombres de todas las edades portaban flores o pancartas y que repetían como ritornelo emergido de sus oquedades más sensibles ‘Nos faltan tres’, una turbamulta asalariada por quienes saquearon el país en la década extraviada, vociferaban: ‘Nos falta uno’, aludiendo a un ex vicepresidente encarcelado.
La Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) organiza el X Congreso de Etnohistoria para septiembre. Los temas a tratarse tienen proyección académica muy amplia y perspectivas interdisciplinarias orientadas a la comprensión de la realidad histórico-cultural global, por esto se ha tomado en cuenta el carácter dinámico que caracteriza a nuestra época con apreciación de lo nuevo para pensar y actuar de manera innovadora en el contexto de lo contemporáneo. La Flacso aviva así el clima científico y político, y a sumir una responsabilidad especial frente a la sociedad.
El dolor, las lágrimas, el espanto y la ira que atosigaron a Colombia en la década de los 80, atormentan ahora a poblaciones del norte de nuestro país. La experimentada disidente narco guerrilla se enseñorea oronda ante una debilitada respuesta bélica. Ha atacado reiteradamente, ha herido y matado a nuestros soldados con saña e inusitada violencia.
Representantes de las universidades y escuelas politécnicas, autoridades del sistema de educación superior y dirigentes de los gremios universitarios entregaron en la Asamblea Nacional un proyecto consensuado de reforma a la Ley Orgánica de Educación Superior, LOES, a fin de que se agilite su tramitación, detenida en el ámbito legislativo por un boicot del correísmo, que parece se superará con la reorganización de las comisiones legislativas.
Hace 15 años teníamos tres ferias de turismo: en Quito, Guayaquil y Cuenca. Era demasiado, cada cuatro meses montar un estand, pagar hotel y demás, pero cuando se asiste a una feria: siempre se gana algo. Nadie regresaba con las manos vacías.
Dos ingratas sorpresas nos dio la OEA esta semana en relación con la consulta. La primera, el Informe Preliminar de la Misión de Expertos Electorales en el que cuestionan la legalidad y constitucionalidad de la forma en que se la convocó, sugiriendo incluso que la Corte Constitucional (CC), podría pronunciarse sobre estos temas en lo posterior.
Las ilusiones de cambio encarnadas en Rafael Correa hace diez años se frustraron con el proceso de concentración de poder nunca experimentado a ese nivel en el Ecuador. Mayoría aplastante en la Asamblea Legislativa, estructuración de un Consejo de Participación Ciudadana que, sin representar a nadie, para lo único que sirvió es para designar en todos los órganos de control del Estado a las personas que quería el Gobierno, cuyo caso más clamoroso es el de las sucesivas reelecciones del Contralor Pólit, sindicado en el caso Odebrecht; control de la administración de justicia con abusos e intimidaciones, con la vergonzosa sentencia del “chuky seven” como símbolo, que dispuso al diario El Universo a pagar al Presidente de la República USD 40 millones, bajo la figura amedrentadora de responsabilidad coadyuvante, que castró la información y la opinión; instrucciones cursadas a los jueces advirtiéndoles si sentenciaban contra el Estado, que, en especial en los juicios tributarios, causaron in
La Corte IDH desestimó la solicitud de la CIDH que pretendía que el Estado se abstenga de destituir a los miembros CPCCS. La Corte IDH ha reconocido sus límites frente al acuerdo democrático al que llegó la ciudadanía ecuatoriana; al mismo tiempo, la Corte ha protegido la naturaleza del mecanismo de protección cuyo objetivo es prevenir violaciones de derechos humanos, no salvaguardar los puestos de consejeros. Que la CIDH haya estado más preocupada por esos puestos que por defender la voluntad popular, resulta escandaloso.
Ni el presidente Lenín Moreno ni los líderes de los partidos y movimientos que apoyaron el Sí en la consulta popular del domingo ni los militantes que se movilizaron en acciones de campaña ni conglomerado alguno es dueño de los resultados alcanzados. La propietaria es la ciudadanía toda, al menos la anhelante de un cambio, la que está decidida a dejar atrás el correísmo, la corrupción y la crisis.
Al entrar lo primero que atraía la vista era la nutrida serie de rostros retratados en blanco y negro que se encontraban esparcidos sobre las paredes. El lugar aún estaba medio vacío en esa media tarde de un miércoles. Por reflejo ocupé una pequeña mesa que se hallaba cerca y, mientras esperaba una taza de café, de uno en uno comencé a tratar de identificar los nombres de los personajes cuyos retratos adornaban las paredes. Todos parecían pertenecer al mundo de la literatura, de la música, del teatro y, en general, de la cultura y del arte. De algunos conocía sus nombres, pero me inquietaba constatar que la mayoría de esos rostros me eran desconocidos.
En la semana anterior se dieron dos eventos importantes para nuestra sociedad: el lanzamiento del extraordinario libro “Corrupción en la década encubierta” publicado por la Comisión Nacional Anticorrupción, y el referéndum y la consulta popular del Domingo 4.
La investigación del académico franco-ecuatoriano, William Sacher, una autoridad en temas ambientales, Ofensiva mega minera china en los Andes (Abya-Yala, 2017) es muy significativa para entender cómo se manifiesta en Ecuador. Se trata de una verdadera guía para estructurar una política minera nacional responsable.
Hace algunas décadas el llamado “currículo oculto” despertó interés, motivó estudios, generó propuestas. En los últimos años y tal vez por tanta tecnocracia, pasó a la sombra en los debates educativos. Sin embargo, sigue campante.
En un trayecto, afortunadamente con un clima más fresco que de costumbre, desde la vía a Las Palmas a Itagüí, tuve la oportunidad de conversar con John Jairo Bedoya, taxista por necesidad y pelotero de profesión.
Un sistema de seguridad social entra en coma cuando sus ingresos y sus reservas no son suficientes para cubrir sus obligaciones presentes y, especialmente, las futuras. El caso ecuatoriano es ese. El IESS ha empezado a utilizar sus reservas para pagar servicios presentes, reservas que declinarán permanentemente si no se toman correctivos inmediatos. Al utilizar las reservas, porque los ingresos no son suficientes para cubrir las prestaciones, es imposible que esas reservas, indispensables en cualquier sistema de seguridad social, se fortalezcan, se cae en un círculo vicioso que descapitaliza al sistema y lo pone en coma.
El silencio sobre la muerte de Óscar Pérez en Venezuela, la tenue respuesta a las propuestas del Foro de economía, la naturalización de Assange, la negativa al juicio político al ex Vicepresidente de la República, el impedimento de que Mangas y otros funcionarios públicos comparezcan ante la Asamblea, la designación de Vicepresidenta de la República etc., llevan a revisar estas contradicciones.
Nadie habría imaginado que, 10 años después de la fallida revolución ciudadana, la palabra sumisa llegaría a convertirse en el santo y seña de las mujeres que ejercieron el poder.
Con su Colección Latinoamérica (Alianza Francesa, Quito) Enrique Tábara reconfirma una virtud notoria, presente desde sus inicios, apreciada por varios conocedores del arte moderno y contemporáneo: el inagotable don de renovación que caracteriza a sus indagaciones pictóricas. En efecto, hace más de treinta años Mario Monteforte en el libro Los Signos del Hombre le atribuía catorce “fases o épocas”.
Familias quebrantadas, amistades destruidas; trabajadores que malquieren a los empresarios, compañeros en conflicto, atmósfera de odio y revancha. Aparición espontánea de nuevos ricos, ostentosos e inescrupulosos; amenazas, temor constante, desconfianza, peroratas repetidas, con sofismas, falsedades acomodadas y justificaciones absurdas. Denuncias de ilícitos, enjuiciamientos a los denunciantes, castigo, grilletes o cárcel para ellos. Proliferación de actos de corrupción (ministros, gerentes de las empresas petroleras, vicepresidente de la República), coimas por adquisiciones en diversas áreas: deportivas, industriales, de obras públicas, salud y otras. Asamblea que, por expresiones de uno de sus miembros, tenía prohibida la fiscalización y bajo el pretexto de evitar “shows mediáticos” brindó total permisividad a sonados actos fraudulentos y los blindó con impunidad.