Los analistas y gurús de la política esbozan sus primeros pronósticos de la elección presidencial de agosto. A pesar que no está todo el escenario montado, el comportamiento histórico de la gente señalaría que algunos vaticinios podrían cumplirse.
Para los mencionados gurús, el grupo político que entra a la arena con mayor ventaja es el correísmo. Su estructura nacional le permite soportar el desafío de correr en una campaña tan rápida; y la reciente ganancia en gobiernos locales importantes le procura una confianza justificada. Su reto es ganar en primera vuelta. Si no lo consigue, en la segunda, tendría altas posibilidades de perder frente a la posible unidad de todos los candidatos y partidos rivales.
En un segundo bloque de opcionados se encuentran Otto Sonnenholzner, Fernando Villavicencio y Yaku Pérez. Cualquiera de ellos dependiendo de su estrategia de campaña y del atractivo de su programa político podrían llegar a la segunda vuelta. Allí, y con el apoyo de todos los demás, tendría altas posibilidades de llegar a la presidencia.
Sea quien fuere el candidato indígena no tiene un perfil ganador. Lo mismo el outsaider, el Rambo o Bukele criollo, Jan Topic, dispersará el voto afectando a los candidatos de centro derecha y al populismo.
La campaña se centrará en la necesidad más sentida de la población, la seguridad, lo que aparentemente beneficiaría al Bukele criollo. Sin embargo, si son inteligentes los demás candidatos, abrirán la carpeta de la seguridad más allá del enfoque militarista, para profundizar y complejizar engarzándolo a las políticas sociales.
Lo que no ven los analistas hasta ahora, es que otro tema ingresará a la campaña con altísimo perfil: el medio ambiente. Al realizarse en la misma jornada electoral la consulta sobre el Yasuní, el candidato que adhiera a la propuesta de los ambientalistas con legitimidad e historia, recogerá la confianza del enorme electorado juvenil. En este terreno se definirá el ganador de las elecciones presidenciales.