Han concluido las elecciones 2013, faltando las municipales que se realizaran el próximo año. En el balance de pérdidas y ganancias de quienes no fueron los elegidos, a pesar de las expectativas que sembraron en sus jardines, habrá que evaluar algunos factores que aunque fueron advertidos a tiempo, como el ejemplo venezolano, no fueron atendidos. O pesó la vanidad o una estrategia a largo plazo, que implica intentar la partida de cartas varias veces con la misma camiseta.
La fragmentación de las opciones que debe suponerse fue voluntaria y no inducida, solo favoreció al oficialismo que triunfó por partida doble: presidencia en la primera vuelta y amplia mayoría legislativa. En el lenguaje popular: cama, dama y chocolate.
Desde una visión optimista, mirando al futuro, estos resultados ojalá impliquen, de una vez por todas, una depuración y entierro político de movimientos y líderes que deben excluirse de manara definitiva del escenario nacional. ¿Cómo hacerles entender, que observen y participen como activistas y militantes, pero nunca más como candidatos, pues el daño a la democracia vía confusión ciudadana es enorme? Para los jóvenes perdedores, sus movimientos, proyectos y motivaciones, la situación es diferente. Han empezado una carrera política que deben entenderla de por vida, con ahínco y pasión, a pesar de lo rutinario y aburrido de esta tarea por largos años. Desde el llano deben convertirse en permanentes puntos de referencia del acontecer nacional y mundial. De lo contrario, están abiertas las puertas para otras tareas sociales; pero no jueguen a la política a medio tiempo, pues solo cultivarán nuevos fracasos y serán presa fácil de las componendas y la corrupción. Una segunda lección que ojalá hayan aprendido estos nuevos actores, son las enormes, pero lentas ventajas, que entre otras produce el diálogo, las coincidencias, la planificación estratégica y táctica conjunta y, finalmente, si en el Ecuador de los años venideros pueda ser posible la concertación política que es el último eslabón de esta difícil travesía.
Tendrán que trabajar y resistir con valentía. Cuando alcen la voz y señalen los desaciertos o terribles actos de corrupción de un Gobierno autoritario y blindado, la represión de toda índole será inevitable. No es fácil la tarea y puede ser dolorosa o peligrosa. Si dudan de la advertencia, que revisen la vida política Michel Bachelet o Pepe Mujica. Y, si les faltan argumentos, que recuerden la causa por la cual Abdón Calderón Muñoz no siguió participando en la vida política nacional.
Pero existen otros actores políticos que sin ser rayados por la necedad y la vanidad son necesarios, por valientes y demócratas, en la vida nacional. Por la fuerza y la persuasión se les debe impedir la jubilación. Finalmente hay que evaluar los graves daños que causaron fragmentos de meteoritos en el bulevar de Guayaquil y no solo sobre el estadio monumental de Barcelona.