Si la creatura no hubiera intentado caminar no sabría lo que es caerse y levantarse. En el caso del presidente Lasso se anota en lo positivo, el cambio de imagen durante el proceso final. Superó la edad de la locura y juventud inventada para la campaña de la primera vuelta y demostró el perfil que siempre lo caracterizó. Natural y amable, dueño del escenario y, ahora, sin contendor al frente, corre con ventaja para los primeros 100 días, aunque solo sea la largada.
El primero y complejo punto de la agenda permitió demostrar que es un demócrata y un liberal. Pudo separar el ámbito personal religioso de la conducción de un Estado laico. El tema de aborto justificado por causa violenta fue un reto difícil y complejo. No renunció a sus convicciones, pero respetó el orden institucional del Estado con el acatamiento correspondiente. Recuerda el caso de Sixto Durán Ballén que, como la mayoría de los ecuatorianos, rechazaba el Protocolo de Río de Janeiro, pero cuando la defensa de la integridad de la patria apremió, reconoció el instrumento, dejó de llamar amigos a los garantes y se inició la tarea de la paz que hasta ahora reconforta. Otro acierto ha sido, de confirmarse, los nombres de los integrantes del primer gabinete de ministros. El conjunto trasmite la imagen de que aspiran ser ejemplares secretarios de Estado y no presidentes de la República como suele suceder con otros contemporáneos enfermos desde la cuna. Las aceptaciones de los primeros pasos en el ámbito interno no se producen en el internacional lo que, de mantenerse, genera una prematura preocupación, pues los errores u omisiones en este campo no solo afectan al gobierno, sino que llegan al Estado.
El viaje a Colombia como “presidente electo no posesionado” desconcertó a tirios y a los otros; incluso, pudo dar lugar interpretar que el presidente electo ubicaba posiciones en la tensa situación entre ese país y Venezuela. En el mismo campo se desconoce como analiza la inminente salida electoral en el Perú. Se desconoce sus gustos personales pero no parece cercano al tango ni a la pasión por las barras bravas argentinas. Como cualquier otro mandatario ecuatoriano conoce por historia, no en tiempo presente, el Palacio de Itamarty y respecto a México no ha repasado su larga historia diplomática desde los tiempos de la guerra civil española.
A pesar de la primera impresión de que tenía una grave dificultad en el ámbito parlamentario, la evolución de las bancadas en el recinto parlamentario apunta aun un equilibrio de tres partes formado por el correísmo, Pachakutik con la Izquierda Democrática y el gobierno con el PSC Esta composición a favor del gobierno tiene una carta secreta que como la Alcaldía de Guayaquil. Superado de alguna manera el problema de la alcaldesa en ese cabildo, el sector no correísta debe ser hábil para evitar ceder el mayor bastión político del país.