La comparación del humo blanco en la elección papal en el rito católico y la culminación del proceso electoral en Ecuador tienen similitudes: el retorno de la tranquilidad social en el caso político y paz en el espiritual en el otro. Si no hubo objeciones- como ha sucedido con el inmediato reconocimiento de los perdedores- y la alegría de los vencedores, a salvo la democracia. En un caso es el alivio que causa el fin de las pugnas internas de los cardenales hasta elegir al sucesor de San Pedro y también la victoria de una mayoría nacional que concede el derecho al paraíso a los fanáticos por fe política y a los normales adherentes a creer que se cambiará el país y el mundo. Hay otro sector al que es usual escuchar en voz baja:” Como esta no habrá otra”. Los ciudadanos comunes saben a qué se refieren; generalmente, no son palabras de piedad.
Cuando se conozca la nómina de los ministros y altos funcionarios que escoja el mandatario electo se podrá realizar la primera evaluación del rumbo y el ritmo del nuevo gobierno. A continuación, el estudio versará sobre la capacidad y habilidad de maniobra para negociar con una u otra bancada parlamentaria. El régimen parte con 25 parlamentarios contados con los del PSC (hay que tener fe en ellos), luego observar el comportamiento de la principal fuerza política del país que es Pachakutik si se tiene en cuenta su votación de la primera vuelta, ser la segunda fuerza parlamentaria con 27 curules y estudiar el destino del voto nulo que proclamó en el “ballotage”; de manera particular lo sucedido con las provincias serranas de Azuay, Cotopaxi y Cañar.
Una de las conclusiones que permiten los resultados de la segunda vuelta es comprobar que las estructuras partidarias en el Ecuador son una excepción. El primer mandatario es elegido por una multitud de vertientes políticas; si se alegara que el Partido Social Cristiano fue una base, hay que mirar que en el legislativo solo cuentan con 20 curules, que no tuvieron un candidato presidencial y que en los últimos tiempos han perdido importantes plazas como Tungurahua o El Oro. Solo un apoyo político del próximo gobierno les permitirá mantener la histórica Alcaldía de Guayaquil que la administran desde la época del expresidente Febres Cordero. Creo no es un movimiento político como se comprueba con las curules obtenidas. Es posible que aumente su grosor por la ósmosis que causa la Presidencia de la República. Unes o el correísmo y , principalmente el liderazgo de Rafael Correa, han sufrido un grave traspié -¿el final acaso?,que explica la conversión de una gran victoria en la primera vuelta presidencial en una triste derrota en la segunda. La nueva ID tiene todas las características de un sietemesino. Mucho cuidado con la incubadora prenatal.
Para el éxito del nuevo gobierno es necesario aportar con tolerancia y comprender que van a realizar uno de los más difíciles trabajos que conoce el ser humano desde la época de las cavernas: gobernar.