La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el fin de la emergencia de salud pública por el covid-19 a escala global. La medida plantea más retos que certidumbres a todos los países, una realidad de la que Ecuador no puede escapar.
Hace tres años y tres meses, el 30 de enero del 2020, la OMS declaraba que las infecciones de un nuevo virus en China era de extrema preocupación. Por eso, inició el protocolo para estos casos y declaró la emergencia de salud pública en todo el planeta.
Esto abría la puerta para balancear presupuestos y dar prioridad a la investigación y distribución de medicamentos que pudieran amainar los efectos desconocidos de un nuevo y potencialmente mortal virus, el que después de un consenso pasó de ser coronavirus a covid-19.
Una vez que el organismo mundial de salud cierra este capítulo, ahora implementa un estado de vigilancia, es decir, de monitoreo permanente para entender cómo este virus se comportará de aquí en adelante, para saber cómo la humanidad y la comunidad científica internacional deben registrar sus comportamiento y las acciones que se deben acoger.
Ecuador, a pocas horas de este anuncio, aseguró dos acciones: mantener la vigilancia epidemiológica; y por otra parte, incluir la vacuna contra el covid-19 en esquema regular de inmunización. Esto implica esfuerzos del Estado, logísticos y financieros, que deben permanecer en el tiempo.
Ecuador ha mantenido, según el Ministerio de Salud Pública (MSP), una tendencia estacional menor a los 600 casos confirmados de covid-19. en las últimas seis semanas, tiempo en el que tampoco se han registrado casos de fallecidos por el virus. Según los datos oficiales, hubo 35 884 fallecimientos por el virus en el país.
La experiencia vivida por Ecuador y el mundo debe hacernos reflexionar sobre cómo los estados deben luchar no solo por mitigar los efectos de una pandemia, sino cómo deben implementar facilidades sanitarias que permitan responder en tiempos de emergencia. No solo eso, sino también tener planes para que las economías de los más necesitados se vean lo menos afectadas. ¿Será que somos capaces de aprender de esta crisis tan trepidante?
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