Allá en los años treinta, varios periódicos de Alemania abrieron sus espacios para contar las anécdotas de dos familias germanas que se radicaron en las lejanas islas Galápagos –de un país llamado Ecuador- y compartieron sus andanzas con una dama misteriosa, conocida como la baronesa de Wagner.
Para variar, tenemos hoy una anécdota insular. El penúltimo sobreviviente de ese grupo, Rolf Wittmer, falleció el 12 de este mes en la isla Santa Cruz, en la que se instaló en 1982, manejando una empresa de turismo. Rolf murió de 78 años, atacado por un cáncer pulmonar. Ahora quedan una hermana suya, Floreanita, 5 años menor, quien atiende una pensión en la isla Floreana. Además, cinco hijos y 12 nietos.
La historieta se inició en 1931 cuando una pareja procedente de Berlín llegó a la isla Floreana. Eran el doctor Friderick Ritter –un científico que buscaba la soledad- y su amante Dora Strauch, quienes abandonaron a sus cónyuges para ir en busca de la isla desierta, ubicada a 1 000 kilómetros de distancia del Ecuador.
Dos años más tarde aparecieron en Floreana los esposos Wittmer, Heinz y Margret, nativos de Colonia, acompañados de un hijo -Hans- quien afrontaba problemas de salud. Otro hijo, Rolf, nació en la isla el 1º. de enero de 1934. Pocos meses después llegó una dama, que se hizo llamar baronesa de Wagner. Ella y dos amigos suyos planeaban instalar allí un hotel al que llamarían Paraíso.
La esporádica aparición de barcos con turistas, las extravagancias de la baronesa de Wagner, las visitas de habitantes de otras islas, los esfuerzos para crear una empresa de turismo, los momentos de amistad y los enojos, los artículos de prensa del doctor Ritter y otras novedades de la isla constan en los libros publicados, entre ellos ‘Floreana, lista de correos’ de Margret Wittmer. Rolf se fue convirtiendo paulatinamente en empresario de turismo, instalando una oficina en Quito y sumando tres barcos -de 20 pasajeros cada uno- en la isla Santacruz, para visitar las islas.
Las sorpresas de la isla Floreana llegaron al punto más alto cuando en 1934 desapareció la baronesa de Wagner, sin dejar rastros y dando origen a las más diversas versiones. No faltaron las acusaciones de unos y otros. El sospechoso mayor fue uno de sus acompañantes, conocido como Lorenz, quien poco después emprendió viaje al continente en una lancha conducida por un pescador noruego. También los dos se esfumaron, pero se les encontró meses más tarde en una isla desierta, muertos por falta de agua dulce.
El doctor Ritter falleció en los años treinta y su pareja Dora Strauch regresó a Alemania. Doña Margret Wittmer murió en la isla Floreana en el año 2000. Para completar las novedades, Floreanita contrajo matrimonio con un ciudadano de apellido García, quien salió un día de caza y nunca volvió a su hogar.