La política funcionaba muy, pero muy interesante, a fines del año 1959, cuando nació la fiesta quiteña. Los candidatos -con miras a las elecciones del 60- se llamaban nada menos que Velasco Ibarra y Galo Plaza. Un clásico, a primera vista, pero que no le hacía gracia al “patrón Galito”. Enfrentarse con el gran ausente, con el loco imbatible, con el profeta no era grato para nadie menos para un Plaza que había estudiado en una universidad de los Estados Unidos para ser agricultor. Hablando de la alcaldía de Quito, el titular era “el doctor Julito”, un Julio Moreno Espinosa que soñaba con un nuevo edificio municipal, talvez porque el vigente parecía muy sencillo y la capital era digna de un auténtico palacio que compita con Carondelet. Dicen que otro sueño del doctor Moreno Espinosa era cruzar triunfalmente la Plaza Grande cuando los dos palacios saluden frente a frente.
Camilo Ponce Enríquez -oficialmente el primer presidente de derecha desde la época alfarista- terminaba su período. Le había ido mejor de lo que anunciaban sus adversarios, aunque en la etapa final tuvo sus problemas. Por si acaso, los gobernantes ecuatorianos de esas épocas no contaban -hasta 1972- con el apoyo del petróleo, pese a reiterados anuncios de que en el Oriente había indicios de oro negro. Milagrosamente, Ponce Enríquez era el tercer presidente consecutivo que terminaba su período. El primero fue Plaza (1948-1952), el segundo -aunque usted no lo crea- fue Velasco Ibarra (1952-1956). El Ecuador era un país pobre que se había batido vendiendo cacao al exterior y luego con el banano, apoyado siempre por remesas de pesca y comiendo de la agricultura. El primer censo -1950- dijo que el país sumaba 3 millones 211 mil 916 habitantes y Quito 209.932. Todo pequeño con relación a hoy, cuando se anuncia que el país llegará pronto a los 14 millones de ecuatorianos y la capital, en algún momento no lejano, a los 3 millones. Con todo lo bueno y lo malo de esos avances .
Bien. Ese sábado 5 de diciembre de 1959 se descubrió que Quito quería tener una fiesta. La capital aparecía muy seria con una sesión solemne por el 6 de diciembre y un desfile militar por el 24 de mayo. No más, mientras las otras ciudades cantaban, bailaban o lanzaban flores. Un día de esos se reunieron para jugar un “40” los integrantes del dúo Benítez y Valencia y dos periodistas con funciones de jefes -César Larrea y Luis Banderas- y acordaron invitar a los quiteños y a los chagras residentes en la ‘Carita de Dios’ para que en vísperas de 6 de diciembre salgan a las calles y brinden una serenata a Quito, con música bien nacional, claro. Últimas Noticias, de Grupo EL COMERCIO, formuló la invitación y -de pronto- se armó la fiesta. Fuimos testigos y escribimos unas notas. Por lo demás, Velasco Ibarra le dio palo a Don Galito, Julio Moreno falló en su sueño de palacios y Quito celebra hoy su fiestón. Colorín colorado.