René, me permito tutearte porque la única vez que hablamos personalmente, así lo hicimos. Parece que fue en otra vida, cuando nada anunciaba que miles de destinos llegarían a depender de tus decisiones. Te escribo por la situación incomprensible en la que el Gobierno para el que trabajas ha puesto a la universidad en la que actualmente curso una maestría. Quiero pedirte un favor; no para mí ni para los 2 404 estudiantes de la Universidad Andina, sino para el país entero.
Necesitamos que como administrador de la educación superior del país impongas (nunca mejor dicho) sensatez en este circo que deja en entredicho la filia academicista que has demostrado los nueve largos años que eres parte del gobierno de Rafael Correa.
Como ya sabrás, aunque casa adentro también seguimos con preocupación las novedades de este culebrón, eso no ha impedido que estemos dedicados 24/7 a estudiar. Es decir, hacemos eso que recuerdo tú querías para la educación del país, cuando conversamos, y ponías al sistema suizo como ejemplo.
Sí, seguimos con nuestras clases, exposiciones, ensayos… ejercitando la cabeza. ¿Sabes para qué? Para poder procesar lo que está pasando a nuestro alrededor, con las maravillosas herramientas para el discernimiento que nos dan las Ciencias Sociales, hoy tan venidas a menos a nombre de una nueva matriz productiva que, nos han jurado, sacará al país del subdesarrollo. Aunque tú sabes que más que máquinas para mejorar se necesita generar pensamiento.
Pero no explicaremos solo este episodio, sino todo lo que en las últimas décadas –incluido el decenio de gobierno de tus coidearios de Alianza País– ha pasado en el Ecuador. Y vamos a difundir a través de libros, publicaciones indexadas, conferencias, documentales (todo eso que te entusiasma tanto) muchas cosas. Siempre con rigor, como nuestros profesores nos están enseñando, a pesar de que tienen el corazón y la cabeza en otra parte, gracias al culebrón que desde hace un par de meses nos quita la paz.
Te ofrezco algo concreto a cambio de tus buenos oficios para que esto se solucione de manera no solo legal, sino legítima también. Si logras que se imponga la razón y no el empecinamiento (de quien fuera), yo haré las gestiones para que la Andina abra un curso para los funcionarios del Gobierno en el que aprendan sobre el ‘agravio moral’. Estudiarían a Axel Honneth y se darían cuenta de por qué han generado tanto rechazo en grupos tan distintos como libertarios, indígenas o ecologistas. Porque desde el poder, René, ustedes están negando el reconocimiento social a demasiada gente e infligiendo experiencias de desprecio a aquel que no sintonice con sus postulados; el curso les va a ayudar hartísimo… Bueno, no te quito más tiempo, quedo a la espera de tu respuesta.