Este artículo se refiere a lo que podría ser el próximo paso (‘next step’) de la política económica del Gobierno. Y si el título está en inglés es porque muy posiblemente se lo negocie en ese idioma. Porque los acuerdos con el Fondo Monetario se negocian, al menos en parte, en inglés.
El Gobierno acaba de anunciar que la economía no crecerá este año. Ese estancamiento se explica, en gran parte, por el frenazo del gasto público. El problema es que en los últimos años, la economía se ha vuelto demasiado dependiente del gasto público y cualquier contracción del gasto nos afecta desproporcionadamente. Con el ambiente “poco amable” hacia la inversión privada, a la economía no le ha quedado, al menos desde el 2007, otro motor que el gasto público. Este, a su vez, aumentó muchísimo hasta el año pasado. Y esa fue la fuerza que hizo crecer a toda la economía.
Pero con la caída del precio del petróleo y con la ausencia de ahorros, al Gobierno no le quedó otra opción que reducir su gasto. Si se compara el gasto de todo el sector público entre enero y agosto de este año con los mismos meses del año pasado, hay una caída de 9,2% (ajustado por inflación).
Una caída del gasto de esa escala afectaría a cualquier país, pero al Ecuador le afecta todavía más, justamente por esa altísima dependencia que la economía tiene con lo que gasta el Gobierno, sobre todo porque no existe una fuerte inversión privada que pueda generar un crecimiento independiente del impulso fiscal.
El motor que movió la economía fue el consumo, impulsado a su vez por el gasto del Gobierno, financiado por el alto precio del petróleo y por la amplia disponibilidad de créditos. Ahora que el precio del crudo cayó y que nadie quiere prestarnos plata, no hay gasto público que impulse el consumo para que dinamice la economía. Por eso ya no crecemos.
A estas alturas quedan pocas opciones. Una de ellas es seguir contrayendo el gasto y desacelerando la economía; otra es conseguir algún financiamiento para que la caída del gasto no sea tan abrupta. Si se hubiera ahorrado algo en los años de abundancia habría otras opciones, pero para quienes nos gobiernan, el ahorro es un vicio y no una virtud (lo que nos condena al frenazo que estamos viviendo).
Y una de las pocas fuentes de financiamiento que nunca se seca (y que ofrece bajas tasas de interés), es el Fondo Monetario, ese cuco al que despreciábamos cuando el petróleo estaba en precios astronómicos. Pero en USD 40 como que ya no es tan malo y seguro que en el Gobierno han considerado la posibilidad de pedirle créditos. Y para ‘marquetear’ un cambio tan grande de discurso solo habría que inventarse argumentos como que ahora vamos a negociar “de igual a igual” o que ahora lo haremos “desde la soberanía”.
Aunque todos sabemos que cuando se maneja mal la economía, la soberanía solo existe cuando el barril está sobre los 100 dólares.
@VicenteAlbornoz