La pobreza y otros indicadores sociales empiezan a deteriorarse cuando las economías no crecen, lo que hace necesario reforzar el gasto social durante las épocas de crisis. Esto supone haber ahorrado antes o estar en capacidad de endeudarse hasta pasar el bache.
Para el Banco Mundial, durante la Década de Oro (2003-2013), cuando la región experimentó un ciclo de gran crecimiento económico, hubo una caída dramática de la pobreza en la región. Los logros sociales alcanzados durante ese período pueden perderse si las economías no crecen.
Para este año, Ecuador y América Latina tienen bajas perspectivas de crecimiento. El desempeño de Brasil, México y Argentina, además del colapso de Venezuela, explican que la economía regional crezca apenas 0,4%. Si se quita el efecto de Venezuela el pronóstico mejora al 1,8%, pero sigue siendo mediocre.
El Banco Central del Ecuador tiene previsto que la economía ecuatoriana crezca 1,4% este año, aunque el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial revisaron a la baja sus previsiones. El primero estima que caerá 0,5%, mientras el segundo proyectó que será apenas 0,1%.
Además, la mayoría de países de la región pasan por una delicada situación fiscal, cuya corrección obliga a los gobiernos a reducir el gasto público, cuando lo recomendable es aumentarlo a través de políticas contracíclicas, que mantengan el empleo y eviten el deterioro de la pobreza.
En vista del mediocre crecimiento de la región, incluido Ecuador, el deterioro de los indicadores sociales no debería sorprender. Incluso en el 2018, cuando la economía ecuatoriana creció 1,4%, la tasa de pobreza subió casi dos puntos.
Para evitar que los indicadores sociales se deterioren más es importante fortalecer las políticas redistributivas. Según el BM, estas políticas explicaron en un 35% la caída en la pobreza en la Década de Oro y han desempeñado un rol clave desde entonces.
La mejor política redistributiva en el caso de Ecuador es el Bono de Desarrollo Humano (BDH), un subsidio que entrega el Estado a cambio de que las familias beneficiarias cumplan varios objetivos deseables para el país como vacunar a los hijos o acompañarlos en el proceso de educación.
El BDH forma parte de lo que se conoce internacionalmente como Transferencias Monetarias Condicionadas (TMC), que son programas estructurales para combatir la pobreza de largo plazo.
Esta herramienta también ayuda a las personas muy pobres durante períodos cortos de recesión, como ocurrió en la crisis financiera internacional (2008-2009), aunque no fueron pensadas para eso.
Por eso es necesario reforzar otro tipo de programas sociales, como un seguro de desempleo más amplio que el actual. Pero todo eso demanda recursos que Ecuador no tiene porque no ahorró. En ese contexto es saludable el crédito que aprobó el Banco Mundial para Ecuador, por USD 350 millones, para fortalecer los programas sociales.