Respeto y tolerancia

En una reciente entrevista en Ecuavisa, al responder sobre cómo debiera cambiar la actividad política en el Ecuador, el exvicepresidente Lenin Moreno usó, deliberada y repetidamente, dos palabras llenas de significado: “respeto y tolerancia”.

Criticó los agravios, ataques e insultos que son ahora tan usuales; se opuso a la reelección de las autoridades; hizo un elogio inteligente y apropiado del humor; opinó en contra del enjuiciamiento al caricaturista Bonil; añadió que más apropiado hubiera sido enjuiciar al “asesor” que escribió el discurso que trató de leer el asambleísta Delgado; señaló los límites éticos que debe tener el ejercicio del humor; y reiteró su desinterés en retornar a la política activa. En resumen, respondió con la inteligencia y cordura que le han ganado el aprecio general.

Lenin Moreno hizo un elogio desmesurado quizás -pero no carente de argumentos- del actual Presidente ecuatoriano y lamentó que su movimiento político no hubiera sabido preparar la sucesión presidencial y la continuidad de la “revolución ciudadana”.

Podemos estar en desacuerdo con el pensamiento político de Moreno, pero eso no nos impide reconocer, al mismo tiempo que su seriedad analítica, el vigor de su lealtad a principios y a personas, sin caer nunca en la incondicionalidad.

Refrescante la intervención televisiva de Lenin Moreno. Y no carente de oportunidad y significado.

La actividad diplomática que actualmente desempeña, por encargo del Secretario General de la ONU, es importante y útil. Su permanente defensa de los derechos de quienes están afectados por discapacidades influyó en la concertación del tratado internacional sobre la materia. Le corresponde ahora conseguir que las políticas nacionales de los países signatarios se acomoden a los principios consagrados y, más aún, que todo el sistema de las Naciones Unidas incorpore en su filosofía de trabajo diario, la observancia de tales principios, como un factor “transversal” (como ahora se dice, con tan poca elegancia).

“Respeto y tolerancia”, en efecto, son siempre necesarios y útiles para la buena administración de una familia, una sociedad o un país.

“Respeto, tolerancia y sentido del humor”: las palabras van, poco a poco, descubriendo lo que, además de mencionar verdades evidentes, quiso decir Lenín Moreno. “Respeto, tolerancia, sentido del humor, no reelección, no enjuiciamiento a Bonil, hermosura de lo ‘negro’ y de lo que ese color representa”.

Se desvanece la niebla y se observa el juicio crítico de quien está señalando la necesidad imperiosa de que cambien las sustancias, las formas y los estilos en la manera de gobernarnos. Eso es lo que, con otras palabras, venimos pidiendo, desde hace ocho años, quienes creemos honestamente en el imperio de la ley y el valor de la democracia.

jayala@elcomercio.org

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