Enrique Ayala Mora
eayala@elcomercio.org
La independencia dio origen y contenido a los principales símbolos nacionales de nuestros países y fue también la base de los consensos que se formaron para ir construyendo el gran imaginario que fundamentó el desarrollo del Estado Nacional. Ese imaginario, con sus símbolos y ritos, no solo fue asimilado por los sectores dominantes, sino que penetraron también en sectores populares. Ese imaginario, con sus símbolos y ritos, no solo fue asimilado por los sectores dominantes, sino que penetraron también en sectores populares.
La celebración del 10 de Agosto debe ser una buena oportunidad para reflexionar sobre el papel que cumplen los símbolos nacionales que se fueron generando desde esa fecha memorable para los ecuatorianos.
La República de Colombia (que los historiadores llaman “Gran Colombia”) adoptó como bandera la tricolor que enarboló por primera vez en Venezuela el prócer Miranda. Cuando el gran país se disolvió, las tres Repúblicas que se establecieron en los territorios que habían formado parte de ella mantuvieron el tricolor colombiano como su símbolo, dándose el caso excepcional en el mundo que tres países tengan la misma bandera. En Perú y Bolivia se adoptaron banderas usadas en el proceso de independencia, precisamente como expresión de él y de su trascendencia.
La bandera es objeto de veneración especial. Es un indiscutido símbolo nacional, lo mismo para enfrentar unidos los conflictos internacionales, para presidir los grandes y pequeños actos públicos, como para animar eventos deportivos, que son espectáculos de masas muy populares. En algunos países, los deportistas se han transformado en símbolos nacionales.
La Selección nacional de fútbol del Ecuador, por ejemplo, que se denomina “la Tri”, precisamente porque su uniforme reproduce el amarillo, azul y rojo, el tricolor de la bandera, se transformó en un símbolo nacional, luego de las clasificaciones para los mundiales de 2002 y 2006. Ese símbolo ayudó a recobrar la autovaloración de los ecuatorianos luego de la crisis de 2000. La unidad que se generó alrededor de “la Tri” fue uno de los escasos consensos y acciones exitosas de los últimos años en el país.
En todos nuestros países se identifica a la bandera como expresión de la libertad ganada con la independencia, y se usan sus colores en diseños especiales como “marca” para promover productos nacionales. En no pocos casos es parte de la simbología comercial.
Los escudos nacionales son fruto de las tendencias predominantes en el siglo XIX y recogen los símbolos de la libertad, de la República y la unidad nacional. Varios, por ejemplo, colocaron el cóndor andino en el tope. Los himnos nacionales se centran en la exaltación de la gesta independentista, siguiendo a veces una secuencia de ese proceso.
Cada vez que cantamos el himno nacional rememoramos la independencia y nos adherimos a la comunidad nacional. Pero esa adhesión no debe ser inconsciente. Es bueno cuestionarla a veces.