Los países latinoamericanos canjearon sus deudas comerciales con la banca internacional por bonos soberanos. En aquella época se formaron Comités que representaban a los bancos acreedores y que establecían las condiciones de las sucesivas reestructuraciones.
No eran muchos los bancos, por lo cual se podía estructurar estos Comités que tenían un mandato expreso para actuar a nombre y representación de los acreedores. Cuando las deudas se convirtieron en bonos, estos instrumentos financieros comenzaron a negociarse en los mercados de valores y fueron adquiridos por inversionistas institucionales o privados.
En esta circunstancia se hizo imposible identificar a los acreedores ya que estaban dispersos y sus transacciones, si bien se hacían a través de las Bolsas de Valores, no tenían nombre propio que permitiese identificar la propiedad.
Ante esta realidad los Comités perdieron vigencia, ya que además del número desconocido de inversionistas, los papeles negociados en bolsa eran de diferentes características en cuanto a la tasa de interés, los plazos, garantías y monedas. Por lo cual, los intereses de cada grupo de inversionistas era distinto a los otros lo que dificultaba una negociación.
Cuando el Ecuador cayó en mora de los Bonos Brady y Eurobonos, no se conformó un Comité de negociación como era de interés de los acreedores, sino que se procedió a realizar una oferta unilateral, por la cual el Estado ecuatoriano presentó a los acreedores una propuesta para canjear los Bonos en mora por nuevos bonos.
De igual manera procedió la Argentina, que salió al mercado a ofrecer a los acreedores un bono con descuento del 70%. En 2009, el Ecuador salió a recomprar la deuda de los tenedores de los bonos Global por un pago en efectivo equivalente al 30% del valor nominal de la deuda.
Grecia agobiada por una profunda crisis, ha sido forzada por la troika que favorece a los banqueros a sentarse en la mesa de negociaciones con un Comité representante de 32 bancos. El Instituto Internacional de Finanzas es el que pone condiciones como representante de instituciones financieras privadas a nivel mundial.
Las condiciones que quieren lograr los banqueros son demasiado onerosas para Grecia que se resiste a aceptar. El haber accedido a negociar con un grupo de instituciones representantes de los acreedores ha sido un error estratégico que finalmente le pasará la factura.
En marzo vencen USD18,5 mil millones en bonos soberanos que sin un acuerdo entre las partes, Grecia no podrá pagar. Mientras, los banqueros exigen tasas de interés elevadas, pagos en efectivo y nuevos bonos que en el agregado dejaría a Grecia en situación muy precaria que le forzaría en el corto plazo a plantear una nueva reestructuración.