Tenemos una mirada segmentada de la educación superior. No solo en lo que significa la separación de las materias de estudio, sino la propia organización en carreras. La universidad es heredera de la organización napoleónica, por facultades. La actual tendencia de construcción del conocimiento reclama el trabajo interdisciplinario y transdiciplinario y una nueva organización de la universidad.
La segmentación de la universidad es parte de la fractura de la educación general desde sus bases. Por un lado, el desarrollo infantil, por otro la educación inicial, más acá la básica general, el bachillerato, y mucho más allá la universidad, la ciencia y la tecnología.
Hay que poner en sintonía esta serie de instancias. Pero también hay que conectar la educación (general y superior) con el Estado y con la sociedad. Con el Estado, no solo con el central, el Ejecutivo, también con el Legislativo y el Judicial. Conectar con los otros niveles de gobierno, esto es, con los denominados GAD, (Gobiernos Autónomos Descentralizados). Impulsar la corresponsabilidad, ubicando al desarrollo, local y nacional, y a la educación dentro de él, como argamasa de dichos proyectos. Establecer comunicación fluida con la familia.
Conectar a la educación con la sociedad significa volverla más pertinente y contemporánea. Es romper las paredes reales y simbólicas, de la escuela, el colegio y universidad, para conectar a estas entidades con las exigencias, necesidades y prioridades de la gente. Y así, dando lugar a una educación que se conecta con la realidad y aprende de ella. Una educación genera conocimientos significativos, relevantes y transforma su entorno.
La universidad debe conectarse con todas las instancias del saber y del conocer. Conectarse con otras universidades de dentro y fuera del país, con ONG, organizaciones sociales, empresas. La conformación de redes de investigación haciendo uso intensivo de las tecnologías de información y comunicación. Recolocar la epistemología latinoamericana y sur-sur.
En un país como Ecuador, con un déficit enorme de conocimiento, las universidades deben privilegiar la investigación como uno de sus roles. Por supuesto la docencia es importante para la generación de buenos profesionales, sin embargo, tales docentes mejoran su rol en directa relación con su práctica como investigadores.
De todas maneras, docencia e investigación cobran sentido cuando están en conexión con la vocación de la universidad, en este caso, con el servicio y compromiso con el cambio de la sociedad.
El compromiso social es clave en este momento histórico. Esto significa que a más de docencia e investigación, hay que practicar la interculturalidad, comprender la condición del Ecuador como un Estado plurinacional y reforzar en sus estudiantes la formación en valores como respuesta al avance cada vez mayor de la corrupción en el país.