La violenta toma de ciudades que los expertos estimaban que podría derivar en la caída de Kabul en tres meses, llegó a captar la capital.El Gobierno huyó y hay un nuevo éxodo desesperado.
Las imágenes del intento de la gente por entrar como sea en los aviones hablan de la angustia de los pobladores que intentan huir de cualquier forma de Afganistán, una vez que su capital cayera súbitamente en manos de los guerrilleros integristas del talibán y el Presidente dejara el poder.
La historia de Afganistán está signada por el control de antiguas rutas del comercio, el contrabando y el narcotráfico, un territorio hostil y complicado desde tiempos remotos.
El retiro de las tropas estadounidenses ordenado por el Presidente de Estados Unidos en abril pasado, luego de varios años de una costosa ocupación que le causó bajas dolorosas, parece haber precipitado la reanudación de los afanes de los talibanes por reconquistar el poder.
La amenaza para la población civil es que vuelvan prácticas integristas radicales, como aquellas que discriminan a la mujer, la someten al maltrato, a la falta de educación y a una suerte de esclavitud, conforme atávicas costumbres ya implantadas hasta hace dos décadas. A esas visiones se juntan creencias extremas.
No es en vano que el éxodo de la población empezara ya hace días, cuando los pobladores veían el avance de los guerrilleros talibanes y la impotencia de las fuerzas militares gubernamentales, que han terminado sometiéndose al poder de los extremistas musulmanes.
Las cifras estimaban, para el fin de semana, cerca de 400 000 personas huyendo de cualquier forma. La toma de Kabul llevó a grandes multitudes al aeropuerto de la capital, para intentar abordar como sea los últimos aviones de pasajeros. Se llegó al extremo cuando se vio que al menos dos personas caían al vacío desde el tren de aterrizaje de las aeronaves.
Afganistán fue parte del imperio británico en el siglo XIX. A mediados del siglo XX, en plena Guerra Fría, el poderoso Ejército soviético no pudo con los guerrilleros de la libertad. Luego, el talibán se apropió del escenario y ni la OTAN en alianza con Estados Unidos, ni la potencia occidental supieron cómo solucionar el conflicto que ahora lleva a un nuevo orden del ensayo radical islámico.