La tierra volvió a temblar. Haití fue sacudido nuevamente con otro fuerte sismo, esta vez de 7.2 grados.
Hace una década, un terremoto dejó incuantificables víctimas mortales. Por ahora, los fallecidos del sismo del sábado ya suman más de 720.
La tragedia cunde en este país caribeño, que vio morir asesinado a su Presidente recién, y que todavía no logra reponerse de los daños y la muerte que llegaron con el fuerte sismo de hace una década y que este fin de semana revivió escenas de terror.
Además de los estragos de un remezón de esta naturaleza, la expansión de la pandemia se ha cobrado víctimas mortales en un país donde la debilidad de los sistemas de salud pública es un mal crónico.
Como si todo esto fuera poco, la institucionalidad es una palabra desconocida en Haití. La inestabilidad política, la falta de instituciones y la pobreza lacerante castigan a la población, víctima de ‘las siete plagas’.
La reacción de la comunidad internacional no se dejó esperar, pero toda ayuda es un paliativo insuficiente frente a la magnitud de los destrozos y sobre todo ante los males arrastrados desde hace décadas en este país, que otrora fue potencia exportadora de azúcar y núcleo del primer grito de libertad en el continente en 1804; pero que estuvo gobernado parte del siglo XX por dos sangrientos tiranos.
Mas la triste realidad de Haití y los daños del terremoto nos llevan a comparaciones penosas: Chile tuvo hace una década un sacudón mucho mayor, pero la destrucción en Haití reveló que la mayoría de los edificios caídos, y por ende la muerte de muchas personas, se debió a fallas de construcción e cumplimiento de las normas sismorresistentes.
En Ecuador, entonces, con motivo de los sismos de Haití y Chile los medios de comunicación ensayamos todo tipo de reportajes conducentes a crear conciencia para reforzar instalaciones y adecuar las normas constructivas a parámetros mundiales cada vez más sofisticados de construcción, que salvan muchas vidas.
Cabe recalcar que poner énfasis en esas normas con calidad y responsabilidad social es imperativo.