La noticia de que el contrato para la operación del Metro de Quito aún no se firma con el consorcio ganador del concurso añadió ayer un capÃtulo más a los retrasos y aplazamientos que acumula la considerada obra de infraestructura y movilidad más importante de la capital de la República en toda su historia.
A lo anterior se sumó la publicación, nunca clarificada, del lanzamiento de un nuevo concurso para la operación del tren subterráneo capitalino e informaciones de que los integrantes de la veedurÃa ciudadana que revisó el proceso de adjudicación interpusieron una acción judicial en contra del consorcio seleccionado, el cual se resolverÃa hoy.
Lo cierto es que este panorama complica la intención del alcalde Santiago Guarderas de que el sistema de transporte empiece a funcionar a partir de diciembre de este año. En el mejor de los casos, según expertos consultados por este Diario, el Metro podrÃa operar en febrero o marzo del 2023.
Una situación que no se preveÃa en 2009, cuando el entonces recién elegido alcalde Augusto Barrera anunció su decisión de ejecutar la obra con el apoyo del Estado central. Los estudios previos, ejecutados por la empresa Metro Madrid, arrancaron en 2010 y sus resultados se entregaron en 2011.
La construcción de las estaciones El Labrador y La Magdalena, considerada como la primera fase de los trabajos, arrancó en 2013, mientras que la creación del túnel subterráneo y las 13 paradas restantes del sistema fue iniciada el 19 de enero de 2016 por el sucesor de Barrera, Mauricio Rodas.
Esto no sin antes que el presupuesto inicial previsto de casi USD 1 500 millones se elevara a más de USD 2 000 millones por supuestos errores de cálculo en el proyecto inicial.
Para entonces, se preveÃa que la obra estarÃa concluida a mediados de 2019, que la selección del sistema y empresa de operación estarÃan definidos y que el Metro circularÃa a fines de ese año.
Sin embargo, mucha agua ha corrido y la ciudad aún espera por el sistema de transporte que se supone le cambiará la vida.