ESPIONAJE A LOS ALIADOS
Nadie hubiese imaginado que, después del fin de la Guerra Fría, una red de espionaje y sus oscuros métodos pudiesen acarrear tantos problemas a un gobierno poderoso como el de EE.UU., como aquellos que se han descubierto después de las denuncias de Edward Snowden.
Snowden, hasta hace poco un anónimo analista de sistemas que prestó servicios para la CIA, terminó destapando un escándalo que, en primera instancia, supuso el espionaje a millones de llamadas telefónicas y correos electrónicos de los ciudadanos estadounidenses. Este episodio conllevó la pérdida de confianza de la opinión pública de Estados Unidos en su Gobierno.
Más tarde, el asilo, pasando por el episodio del salvoconducto entregado en la legación diplomática ecuatoriana en Londres y la acogida diplomática de Rusia a Edward Snowden, ponía un foco de tensión entre las dos grandes potencias: EE.UU. y Rusia.
Luego apareció otro problema: la presión de varios países para que la nave del presidente de Bolivia Evo Morales no sobrevolara los espacios aéreos ante la sospecha de una subrepticia protección a Snowden. La última causa de malestar se cifra en la intervención telefónica de las conversaciones privadas de líderes mundiales como Ángela Merkel y varios aliados de Estados Unidos y del mismo Papa.
El c aso Snowden mina la fe en los sistemas de 'inteligencia' y lastima la credibilidad del gobierno de Barack Obama.