En tiempos difÃciles las expresiones más hondas del sentimiento humano afloran.
Contra el egoÃsmo, la solidaridad; frente al desasosiego, la calma; ante el temor, la contención.
Una primera medida urgente es el cuidado personal: aseo, máximas precauciones de desinfección de superficies susceptibles de portar el virus, comida sana y ejercicio, asà como una buena salud mental.
Como el covid-19 ha llegado para quedarse, debemos partir de la protección personal y la prevención familiar. Asà ya estaremos preparados para ayudar a los demás.
Muchos ancianos, vecinos sin parientes cercanos, enfermos de distintos males y gente que vive en la calle, requieren nuestra mano solidaria.
Ofrecer a los ancianos hacer compras, ayudar con préstamos temporales de comida, conseguir que accedan a medicina es algo urgente.
Hay acciones solidarias personales importantes. Y también hay esfuerzos colectivos de superior efecto. Varias empresas, cadenas alimenticias, supermercados y organizaciones ciudadanas preparan canastas solidarias para los más urgidos.
En el plano gubernamental, la acción del Ministerio de Inclusión Social contempla extender un bono contingente, durante dos meses, de USD 60 a 400 000 personas.
Para obtener resultados rápidos se preparan bases de datos y se cuenta con el apoyo de algunas Cámaras de la Producción más importantes y de varios alcaldes; el mayor acto de solidaridad de estos últimos, asà como de otras autoridades, es cumplir ágilmente sus funciones, olvidándose de protagonismos y alarmismos.
En el caso de Quito, el Patronato San José ha dispuesto la instalación de un albergue en la Casa de la Cultura. Se trata de acoger a las personas que viven en la calle e indigentes.
Hay instalaciones de higiene, baños, asistencia psicológica y juegos. Pronto se abrirá un nuevo espacio en el Centro Histórico de Quito. Para estos casos se reciben donaciones en la Universidad Salesiana.
Es la hora de expresar sin egoÃsmo la solidaridad y la entrega total por la salud del prójimo, que es la de todos.