Las elecciones del 24 de marzo empiezan formalmente este día con el inicio de la campaña.Si bien no se logró cerrar al 100% el proceso de impugnaciones, el número de aspirantes en esta contienda electoral llama la atención: 80 281 para 5675 cargos.
Claro está que esta auténtica ‘avalancha’ de nombres obedece a varias causas. El número de partidos y movimientos -más de dos centenares a escala local y nacional-, la distribución distrital de concejales y la elección de prefectos provinciales, alcaldes y juntas parroquiales.
Lo primero que salta a la vista es que el financiamiento del Estado, que nació como alternativa a la presencia de dinero de origen desconocido, no fue solución al problema.
Como lo advirtió el consejero Luis Verdesoto, será clave investigar el uso de dinero limpio, es decir, que no provenga de la corrupción, el blanqueo o el narcotráfico.
Ya irá siendo hora, además, de renovar la norma para evitar la proliferación de tiendas políticas, la mayoría solo membretes o maquinarias de caudillos nacionales y caciques locales que buscan acceder o alternarse en distintos rangos de poder.
Es importante que los espacios de publicidad pagada con dineros del erario nacional, que es dinero de todos, no sirvan para que los aspirantes exhiban sus presuntas virtudes personales, sino credenciales cívicas y, sobre todo, planes de acción creíbles, lejanos de la demagogia y auditables.
Aunque las encuestas nos dicen que la mayoría de gente no conoce bien el contenido de la elección, la etapa que se inicia puede traer la información adecuada, y es deseable que sea suficiente para promover un voto consciente y responsable.
Un grupo de votantes muy importante (44% del padrón electoral) corresponde a los jóvenes que se encuentran entre 16 y 35 años, identificados como mileniales, como lo reseña el reportaje publicado ayer por este Diario.
Los candidatos ya diseñan estrategias para captar esa importante votación, pero tanto ellos como el resto de electores se merecen ofertas responsables, por el futuro del país.