Kendry Páez es un adolescente y, probablemente un niño. Solo tiene 15 años y ya su nombre está en el imaginario de los aficionados de fútbol.
Ese joven se convirtió rápidamente en el foco de atención de los ecuatorianos por sus cualidades técnicas, por su exquisitez para trasladar el balón y hacer que el fútbol sea vistoso.
No es común que en Ecuador sus talentos tengan una visualización tan temprana. Kendry es uno de ellos. El último que tuvo una connotación parecida, que debutó en el fútbol profesional con 16 años, fue Álex Aguinaga.
Kendry, un joven de 15 años, nacido en Guayaquil y formado en el Independiente del Valle, es uno de esos futbolistas que probablemente más adelante vestirá la camiseta de la Selección.
Ahora está considerado en el listado de los nuevos talentos del fútbol mundial, al punto que el Chelsea de Inglaterra hizo un convenio de transferencia de USD 20 millones.
Es necesario cuidar a este adolescente; llevarlo de la mano, rodearlo de gente noble y adecuada para que tenga un correcto crecimiento profesional y emocional. Esa misión debe cumplirla el club Independiente del Valle.
Pero también es una sugerencia que tienen que cumplirla otros clubes con sus talentos, que están entre los 14 y 17 años.
La lección que deja el Sudamericano de fútbol Sub-17, que terminó días atrás en el país, es que sí es viable trabajar en proyectos de infanto-juveniles.
Ahora son pocos los clubes de Ecuador que invierten en estas categorías y que no lo ven como gastos infructuosos. Destinan de uno a tres millones de dólares anuales. Otros empiezan a sentar las bases y algunos, solo, ven desde lejos.
Lo más probable que Kendry Páez en su camino tenga tropiezos, los que serán parte de un aprendizaje, y que deberán ser procesados con la suficiente madurez y objetividad.
Los aficionados del fútbol, incluso los periodistas, suelen ser crueles con sus comentarios, con los jóvenes que se empiezan a proyectar en esta disciplina deportiva.
Ahora hay que guiar a esos jóvenes talentosos de la Selección Sub-17 a un buen puerto. Ojalá que sus entornos tomen las decisiones correctas para encaminarlos en el fascinante fútbol profesional. Mientras, disfrutemos de esas cualidades que rara vez se ven en este país, pero sin sobreexponer.
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