Hace 23 años: “El hombre llega hasta donde la mujer le permite”. Hace 5 años: “No es no”. Los argumentos que para educar a las personas sobre el respeto a la mujer han tenido un giro en el Ecuador en los últimos años.
A inicios del 2000, en el colegio fiscal de Quito en el que me eduqué, nos hablaban de “ser señoritas” y entre familiares era común que los adultos nos repitan: “El hombre propone y la mujer dispone”.
Sin embargo, he asistido a un cambio social. Es grato ver cómo distintos profesionales guían a los padres para que aconsejen a sus hijos sobre el respeto a las mujeres. Hasta la opinión pública se involucra y ayuda a identificar a ciudadanos e instituciones que las quieran someter.
Es reconfortante que paulatinamente se trate de erradicar y se cuestionen aquellas frases que se repiten dentro de los hogares ecuatorianos para justificar la violencia de género, como: “Te cela porque te quiere” o el aún más grave, que se repite como si nada: “Aunque pegue, aunque mate, marido es”.
El mismo giro he notado en los colegios. La violencia a la mujer, el respeto a sus decisiones y el hablar de otros grupos de diversidad sexual se abordan hasta en colegios religiosos, donde décadas antes eran temas tabúes. Nos daban lecciones de sumisión y se hablaba de la importancia de la mujer solo en el rol del hogar.
Existe un cambio, que también lo vemos en la legislación, como la tipificación del femicidio. Matar a una mujer sobre la cual existe una relación de poder o por el hecho de serlo ha dejado de verse como un “crimen pasional”. No obstante, aún las cifras de estos execrables hechos dan cuenta que aún nos falta mucho.
Según publicó este Diario el domingo, las estadísticas oficiales registran 443 femicidios entre agosto de 2014 y noviembre de 2020. Y en ese mismo período, la Alianza para el Mapeo de los Femicidios en Ecuador reporta 883 casos. No permitamos más pérdidas de madres, hijas, profesionales… Aprendamos y enseñemos a decir: No es no.