La Asamblea de Cuba (Parlamento) acaba de vivir un momento histórico: ha sido el instante visible en que comenzó a cerrarse una etapa trascendente y compleja para la vida del país y se abrió la puerta a un futuro que, no por difícil de predecir, será de muchas maneras diferente.
El general Raúl Castro, reelegido el domingo 24 por la Asamblea como presidente de los Consejos de Estado y de Ministros para la Legislatura que corre hasta 2018, ratificó públicamente que, con independencia de las modificaciones que se realicen en la Constitución respecto del tiempo de ejercicio de los altos cargos, este, que inicia con 82 años cumplidos, será su último mandato al frente del país.
Mientras Raúl hacía esta afirmación, en la primera fila del plenario, sentado en su sillón de diputado, el ex presidente Fidel Castro (camino de sus 87 años), quien tuviera en sus manos los destinos de la nación durante más de 46 años, era testigo del anuncio con el que comenzaba el principio del fin de un período histórico que estuvo marcado por su personalidad y su estilo de Gobierno.
El país que ahora entra en etapa de cierres y aperturas que podrían ser trascendentes, ya es de por sí diferente al que gobernaba Fidel en 2006, cuando enfermara gravemente y se viera obligado a alejarse del poder, primero de forma provisional, luego, en 2008, de manera definitiva.
Aunque las esencias del sistema no han cambiado, y se mantienen la estructura de partido único, el mismo formato electoral y la economía de carácter socialista, no puede negarse que los movimientos introducidos por Raúl como parte del “proceso de actualización del modelo económico cubano”, convertido en programa político con los “Lineamientos de la política económica y social” aprobados por el VI Congreso del Partido Comunista (2011), han ido cambiado la realidad del país.
Entre estos cambios están la eliminación de prohibiciones que limitaban la capacidad de realización personal (el acceso a la telefonía móvil, la posibilidad de comprar y vender casas y autos, etcétera), las diversas modificaciones introducidas (ampliación y facilitación del trabajo por cuenta propia, entrega a particulares de tierras en usufructo, creación de cooperativas, mayor espacio para la comercialización de los productos agrícolas, concesión de créditos bancarios, nueva ley tributaria, entre otros), y hasta una decisión tan trascendente como la aprobación de una reforma migratoria que, por primera vez en medio siglo, permite el libre movimiento de la gran mayoría de la ciudadanía.
El propósito expreso del actual Presidente es preservar el sistema socialista instaurado en la isla en 1961.
¿Qué país, dentro de cinco años, entregará Raúl Castro a sus sucesores? Cuba sigue siendo la isla de mejor tabaco del mundo y de las más enconadas interrogaciones.