Muchos recordaban que siendo diputada por Imbabura, se empeñó en que se colgara un crucifijo en el salón del Congreso Nacional, cuando ya por más de cincuenta años estaba vigente el laicismo y la separación del Estado y la Iglesia. La propuesta reavivó la polémica política confesional, pero visibilizó el hecho de que Carmela Suárez de López había llegado a la Cámara de Diputados. Era la primera mujer elegida en las urnas para esa función.
Carmelita, como casi todo el mundo la llamaba, había integrado la lista número 1 de candidatos a diputados por Imbabura para el período 1956-1958 por el Partido Conservador. La lista ganó y sus integrantes convinieron que debía principalizarse por un tiempo y actuar en la cámara. Así, en efecto, sucedió y lo primero que hizo al ocupar su curul, fue lanzar su propuesta polémica.
El que un símbolo religioso presidiera el salón del primer poder del estado irritó a liberales, socialistas y comunistas, que argumentaban con razón que una república laica no podía hacer un acto confesional. Por otra parte, entusiasmó a algunos derechistas radicales. Pero a otros legisladores adictos al gobierno de Camilo Ponce Enríquez los puso en un compromiso, ya que se daban cuenta del problema que provocaba el gesto. Pese a la polémica, la propuesta fue aceptada por la mayoría de derecha y se colgó el crucifijo en el Congreso. Pero no duró mucho en su puesto ya que en 1960 se inauguró el nuevo Palacio Legislativo y entonces se ubicó al Cristo en el salón del Archivo-Biblioteca, donde está hasta hoy. Fue una medida atinada porque con eso se mantenía la decisión sin provocar discusiones y se conservaba una hermosa obra artística de San Antonio de Ibarra.
Sería injusto, sin embargo, recordar a Carmelita Suárez por este solo episodio, porque fue una persona notable en muchos aspectos, sobre todo en la organización, la lucha contra los prejuicios y el derecho a la participación de las mujeres en la vida pública.
Nació en Ibarra en 1907 en la familia Suárez Veintimilla. Sus hermanos tuvieron vidas destacadas. Francisco fue militar en España y murió combatiendo en una guerra colonial. Mariano fue uno de los líderes del Partido Conservador e hizo una dilatada carrera política, habiendo llegado a la presidencia de la República. Carlos fue sacerdote y poeta de gran prestigio. Rafael fue legislador y exitoso abogado. Todos fueron muy católicos comprometidos con las luchas conservadoras.
Carmelita se destacó en su vida como dirigente de las más diversas iniciativas. Fue presidenta de la Acción Católica y de organizaciones de padres de familia, activista política y promotora de proyectos locales como la obra del Ferrocarril del Norte. Reivindicó siempre el papel de las mujeres en una sociedad que les negaba muchos espacios. Fue una pionera.