Mayo es un mes especial para la gente del Ecuador. Para comenzar, aunque no se ha terminado de fijar la fecha exacta, uno de los domingos de mayo es el “día de la madre”, una poderosa ocasión de reunión y de consumo familiar. Es quizá la segunda fiesta de las familias y también el segundo motivo de gasto, luego de la navidad. Aunque con el descenso del fervor religioso también ha disminuido la práctica, mayo es para los fieles católicos el “mes de María”, tiempo para las celebraciones, sobre todo de la devoción popular.
En el calendario cívico, mayo es muy importante. Desde el 24 de mayo de 1823, es decir, desde el primer aniversario de la batalla del Pichincha, que liberó a la Real Audiencia de Quito del régimen colonial español y provocó la incorporación de estas tierras a la Colombia de Bolívar, la conmemoración fue muy sonada y desde entonces se convirtió en “día de la patria”, festejado como epopeya de la libertad. Pero también se consideró el día de Quito, que antes no se celebraba. Lo festejos eran en la fiesta de su santo patrono, San Francisco, el 4 de octubre.
Por muchos años el 24 de mayo compartió con el 10 de agosto la condición de ser la efemérides de Quito. En ambas ocasiones se celebraba la independencia nacional, pero también el liderazgo de la ciudad en el proceso, lo cual confirmaba su condición de capital de la República. Esto cambió cuando hace como setenta años se inventaron una “fiesta de Quito” el 6 de diciembre, fecha en que la ciudad no fue fundada y que se celebra ahora casi siempre bajo la lluvia, con bastante trago y mucha inseguridad.
Pero podría argüirse que mayo debería ser el “mes de la patria”, porque el 13 de mayo de 1830 se fundó la república del Ecuador. Los “padres de familia” de la ciudad se reunieron en la Universidad Central, resolvieron separarse de Colombia y establecer un estado independiente, que pocos meses después recibió en Riobamba su bautizo con el nombre de Ecuador y su partida de nacimiento con la aprobación de su primera Constitución.
Sin embargo, pese a que algún día en los años setenta del siglo XX, el 13 de mayo fue declarada fiesta nacional, aunque sin vacación, la fecha no se celebra. Eso quizá debido a que la gente sabe que la disolución de Colombia fue el fin de esa gran sueño de Bolívar, que murió el mismo año; tal vez porque pensó que al fundarse el país, la situación de la mayoría no cambió; a lo mejor por rechazo a Flores, el primer presidente, de tan infeliz memoria. O simplemente porque queda muy cerca de 24, la verdadera fiesta, para la que la gente ya se preparaba.
En todo caso, mayo es un mes especial; hasta porque en la Constitución vigente lo designó para la finalización de un período presidencial y el comienzo de otro. Ojalá este mayo sea de un fin y un comienzo.