El sismo de regular intensidad que volvió a sacudir a la Vicepresidencia, puede ser el motivo para que por ley o decisión administrativa se otorguen funciones permanentes, específicas y concretas para el ejercicio de esa función. No se trata torpemente de estar a la espera de un acontecimiento de inhabilitación definitiva o permanente.
Es hora de dejar de apostar a la suerte de un cazador que amanezca muy temprano, crea en su buena suerte, cuadre la mira y salga confiado con la presa escogida y seguro del tiro certero. Puede que la situación institucional para el Ecuador parezca una broma, pero está escrita en serio.
La Constitución establece sola una función para el Vicepresidente: sustituir temporal o definitivamente al Presidente de la República.
Como paliativo a esa hipotética función, el primer mandatario acude a la imaginación para mantener la paz y el orden conviviendo en el Palacio de Carondelet con un desempleado de alto nivel y utilizar la desaliñada salida de encargarlo de alguna función que se le ocurra al apuro.
En constituciones pasadas el Vicepresidente presidía la Cámara del Senado y en otras el Consejo de Planificación Económica. Siguiendo esas experiencias y sin caer en dilatadas elaboraciones legales es posible que se decida que el Vicepresidente se le encargue presidir regularmente una reactivada Junta Consultiva de Relaciones Internacionales, ahora con el añadido de relaciones con entidades de la seguridad nacional. A pesar de que en la pasado esa entidad- la Junta Consultiva- era refugio de celebridades públicas jubiladas o de políticos necesitados de protocolos promocionales, cumplió tareas importantes en pro de la unidad nacional cuando la defensa del país lo demandaba.
De igual manera, apelado a los juristas de la capital, expertos en crear vericuetos burocráticos, es posible proponer una instancia administrativa por la que el Vicepresidente pueda tener una vista indiscreta- el espía que surgió del frío- sobre la administración y destinos nacionales que se juegan en el IESS . Estos, en la práctica, son la segunda fuente extractiva de recursos, diezmos o comisiones después del petróleo. En caso de duda se puede consultar a los miles de afiliados que demandan medicinas básicas o atención médica urgente. Un país de recursos todavía disponibles, tratando de imitar con méritos el ejemplo venezolano.
Si el Presidente decide medidas concretas e inmediatas – no es usual en su estilo – y se compromete a otorgar al nuevo Vicepresidente tareas como las señaladas, la elección del funcionario no será como repetía al final de los cursos el maestro Gil Barragán Romero: “los estudiantes son flores de un solo verano”. Podrán – el pesimismo no es obligatorio- ser frutos de una tierra que, aunque castigada por atávicos rasgos como el regionalismo, la exclusión social y la convicción de que no existen otros sino uno solo, pretende cambiar el rumbo conocido del cazador furtivo.