Si el capital del Norte no viene al Sur, los trabajadores del Sur seguirán emigrando al Norte. Esto no comprende Trump cuando hostiliza a México y hace turbulencias comerciales con el resto del mundo. Entonces Sudamérica y México deben reavivar la integración originada en el Tratado de Montevideo de 1960, mediante una convergencia pragmática en la diversidad, entre Mercosur y la Alianza del Pacífico, ya que potenciar el intercambio entre países de mediano desarrollo posibilita que el comercio de manufacturas crezca más que el de bienes primarios.
Con esta perspectiva y para salir de un aislamiento arcaico cabe la inserción del Ecuador en esta Alianza, conformada por México, Colombia, Perú y Chile, en donde el primero tiene un peso específico grande, pues el 73% de las exportaciones de aquella son mexicanas. Ecuador ya tiene vigente una Zona de Libre Comercio con Colombia y Perú en el marco de la integración andina, en tanto que con Chile tiene un acuerdo de alcance parcial y con México hay uno de escasa cobertura.
Pero, para ser miembro de la Alianza del Pacífico es necesario pactar con México un amplio acuerdo comercial, país que tiene una producción potente en los sectores: automotor, farmacéutico, línea blanca, electrónica y comunicaciones, que necesitan más mercados ante el riesgo que Trump le cierre el suyo. El poder de negociación del Ecuador está en las importaciones de automotores que sobrepasarán los USD 2.000 millones, mercado que seduciría a la industria mexicana que produce para marcas mundiales originarias de Corea del Sur, Japón, Francia, Estados Unidos, Alemania e Italia.
El sacrificio fiscal potencial sería de una parte de los USD 500 millones que el Ecuador recauda por aranceles, pues habrá que bajarlos para los carros originarios de México a un ritmo similar al aplicado a los automotores europeos, a cambio de lo cual deberemos obtener la apertura total del mercado mexicano en favor de nuestra producción, teniendo en cuenta que históricamente nuestras exportaciones a México han sido insignificantes. Este acuerdo también afectará a todo tipo de ensamblaje que se hace en el Ecuador porque las empresas mexicanas entrarán con ventaja con el producto terminado. Este sería el gran tamaño de nuestro compromiso, que no puede ser improvisado.
Además implica libertad al comercio de bienes, servicios y seguridad para las inversiones, eliminando aranceles, reduciendo los obstáculos regulatorios al comercio, medidas sobre arbitrajes internacionales y la concreción del mecanismo de Operador Económico Autorizado que viabiliza la eliminación de trámites innecesarios. También se avanzaría hacia una economía digital y al comercio de servicios tales como viajes, telecomunicaciones, informática, financieros, transporte, seguros. Todo esto constituiría una exigencia virtuosa hacia la modernidad.