Un perro callejero de Ibarra irá a Alemania en el 2018

Manchas, un perro que vivía en las calles de la capital de Imbabura, junto  a sus amigos Ana Lucía Palacios y Mauricio Rosero, dueños del Café El Quinde. Foto: Francisco Espinoza para EL COMERCIO.

Manchas, un perro que vivía en las calles de la capital de Imbabura, junto a sus amigos Ana Lucía Palacios y Mauricio Rosero, dueños del Café El Quinde. Foto: Francisco Espinoza para EL COMERCIO.

Manchas, un perro que vivía en las calles de la capital de Imbabura, junto a sus amigos Ana Lucía Palacios y Mauricio Rosero, dueños del Café El Quinde. Foto: Francisco Espinoza para EL COMERCIO.

“Mi nombre es Manchas. Yo era un perro callejero, que vivía en el parque Pedro Moncayo, de la ciudad de Ibarra, provincia de Imbabura –ubicado en el norte de Ecuador-. Por suerte los esposos Ana Lucía Palacios y Mauricio Rosero, abrieron el Café El Quinde. Nos hicimos amigos y me dejaron vivir temporalmente con ellos y con sus perros Inti y Killa y su gato Pepe”.

“He estado buscando una casa nueva y amorosa para mí. Pero, no había tenido suerte. Ahora, Anna Aeschelmann, una voluntaria alemana que presta servicio en Ibarra, quiere llevarme a su país, el 2018. Es por eso que solicito la ayuda económica de amigos y personas solidarias para que me apoyen y poder cubrir los gastos de vacunas, exámenes, una caja de viaje y un tiquete aéreo. Ha sido complicado viajar”.

Así describe una carta, con la fotografía del perro, de raza Border Collie, que se exhibe en la céntrica cafetería, que se ha convertido en su hogar.

La pareja colombiana coloca cada mañana alimento para el perro y agua, en la puerta de su establecimiento. Es una acción a favor de los canes abandonados. Eso atrajo una mañana a Manchas, que apareció hace aproximadamente ocho meses.

Ana Lucía Palacios y Mauricio Rosero, abrieron el Café El Quinde y permitieron que Manchas viva temporalmente con ellos. Foto: Francisco Espinoza para EL COMERCIO.

El carácter juguetón y jovial de esta mascota, de pelaje negro y blanco, le granjeó la simpatía de los clientes que visitan El Quinde. Incluso, varios de ellos han asumido su cuidado los sábados y domingos, en que el café cierra sus puertas.

Entre otros, ha compartido los fines de semana con amigos, como Chari Vercoutere y Sofía Buitrón. Manchas logró una empatía con sus mascotas, los perros: Kira, Atunc, Yana, Chopi y Panela. También pasó un fin de semana con el italiano Fabio, su esposa Sandra y su hijo Félix. Pero, no regresó más porque su perro, Fideo, un labrador dorado, se puso celoso.

La pareja colombiana coloca cada mañana alimento para perro y agua, en la puerta de su establecimiento. Eso atrajo una mañana a Manchas. Foto: Francisco Espinoza para EL COMERCIO.

La búsqueda de apoyo se realiza en dos locales de recreación y una clínica veterinaria, de Ibarra, y también en Alemania, asegura Palacios. Por lo pronto, el popular can ha sido esterilizado y se le ha colocado un chip de identificación. Sin embargo, aún resta un examen de sangre, que se realiza en Estados Unidos o Alemania, para garantizar que el ejemplar esté libre de portar el virus de la rabia. Solo ese análisis de laboratorio cuesta USD 400.

También se debe adquirir una caja de viaje cómoda para el can y el boleto de avión, que bordea los USD 400. Los interesados en apoyar pueden contactarse con Anna Aeschelmann al correo electrónico: anna.aesch@gmx.de o al teléfono: 0979395199.

Pero, mientras se acerca el día del viaje, la voluntaria teutona, que piensa llevar a Manchas a la ciudad de Bamberg, decidió hablarle al perro en su lenguaje natal, para que se acostumbrara al nuevo idioma.

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