El velerista ecuatoriano Jonathan Martinetti celebra la obtención de la medalla de oro en los Juegos de Toronto. Foto: David Aguirre
Es un hombre de tácticas, estrategia y conoce los caprichos del mar. No pelea con el viento en contra, lo elude. Respeta las leyes marinas y pierde de vez en cuando su mirada en el horizonte. Jonathan Martinetti se bañó en oro en las frías aguas del lago de Ontario.
“Ahora los Juegos Olímpicos son mi prioridad. Un escalón más arriba, un nivel más alto de competencia”, dijo el deportista guayaquileño, de 23 años. La mitad de su vida la ha pasado entre botes, mares y vientos.
“Todo comenzó por un curso vacacional”, recuerda mientras en su pecho luce la medalla de oro que ganó en la clase sunfish de los Juegos Panamericanos Toronto 2015. “Mi hermano mayor, Andrés, ingresó y empezó a navegar. Navegó mucho y compitió poco. Yo lo miraba y empezó a nacer en mí la afición por este deporte. Luego se convirtió en mi pasión”.
Él se formó en las olas de los alrededores del Salinas Yatch Club, en Salinas. Esto fue a los 11 años. A los 14 ya era campeón sudamericano y séptimo en el mundo. Esos resultados lo pusieron de candidato a ser un potencial campeón por sus condiciones técnicas para navegar.
Tiene un especial cariño por las aguas de sus playas, “pero me gusta Manta, hay mejores vientos”. Y como hombre de mar le gusta, precisamente, enfrentarse con el viento. Eludirlo. “Me gustan las tácticas y las estrategias. Ese es mi fuerte”.
Como los buenos entrenadores o futbolistas dicen leer el partido para definir las estrategias, Jonathan lee los vientos, su dirección e intensidad. “En el lago de Ontario, ganar la medalla de oro fue difícil porque los vientos vienen desde todos los sectores”.
En Toronto ganó en la modalidad sunfish, un bote de 3,5 metros de largo. Es la misma clase con la que ganó el Mundial en Italia en el 2010. Un año antes también fue campeón mundial juvenil, pero en la modalidad lightning, un bote más grande y que requiere el trabajo de tres tripulantes.
Esas victorias le hicieron proponerse pelear por un cupo para los Juegos Olímpicos Londres 2012. Empezó a navegar en la clase 470 junto con Diego Vélez en busca del cupo olímpico, participó en los campeonatos Princesa Sofía, Semana Olímpica Francesa y Mundial de 470. No lo consiguió.
Entonces decidió iniciar el nuevo ciclo olímpico y hasta ahora todo va bien: ganó la medalla de oro en los Juegos Sudamericanos Chile 2014 y ahora los Panamericanos. “El nivel para pelear por un cupo a los Olímpicos crece. Los rivales serán más exigentes, pero es el torneo que nos falta por competir”.
En el 2013 se dedicó a la clase laser radial alternando en ocasiones con la modalidad snipe junto a John F M Birkett. Participaron en el Sudamericano de laser radial y el Mundial de Sunfish, donde fueron quintos.
Desde hace un año trabaja con el colombiano Juan Sebastián Higueras, que reside en el país por su vinculación con la Federación Ecuatoriana de Velerismo. Con la selección panamericana también está el estadounidense George Zsabon. “Con él hemos trabajado metodología y táctica”.
Pese a que pasa largas horas mar adentro, siempre recuerda a los suyos, a sus padres y a su hermano, los cuales siguen de cerca esta pasión.
Una de las experiencias que vivió en el 2013 fue la de entrenador del Opti Racing Team, de Fishing Bay Yacht Club en Estados Unidos. “Pude transmitir mis conocimientos de vela a los chicos del club y aprender sobre el coaching”, revela el campeón panamericano.
Martinetti también aprendió métodos para enseñar a navegar en un nivel de competición. Después de estas jornadas, uno de sus chicos ganó el Junior Olympic Week en Baltimore.
Ha navegado en mares de casi todos los continentes y afirma que ninguno es igual. “Muchas veces varía de un día para otro. No tengo ninguna preferencia por ninguno”.
Antes de llegar a Toronto fue a Lima donde alcanzó el primer lugar en un torneo Sudamericano. “Venía en buen nivel, y sabía que aquí podía pelear el podio, jamás pensé que iba a ganar la medalla de oro”.