Dos meses y medio atrás, la temporada del Real Madrid se cerró en medio de tensiones, enojos y acusaciones de todo tipo. Quizás por eso hoy, a horas de iniciarse la lucha por los títulos de 2011/2012, el equipo blanco optó por cambiar totalmente el registro. Cerca de 40 000 personas asistieron a una fiesta-entrenamiento en el estadio Santiago Bernabéu como cierre de los preparativos para la final de la Súpercopa de España, cuyo partido de ida se jugará mañana en este mismo escenario ante el FC Barcelona campeón de Europa.
La vuelta será el miércoles en la capital catalana. “¡Pepe, Pepe!”, llegó a corear el público en el final de una tarde de intenso calor en Madrid, recordando así al portugués que la temporada pasada frenó -por poco tiempo- el fútbol exquisito del Barcelona. Prácticamente vacía en las profundidades del verano (boreal), la capital española vibró hoy en el Bernabéu.
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El resto de la ciudad, en calma profunda. Una multitud muy joven, en la que se advertía una gran cantidad de turistas e inmigrantes, llenó tres de las cinco bandejas del estadio. Los jugadores respondieron con generosidad, divirtiendo al público con una especie de balonmano en campo reducido y un breve partido informal, entre otras atracciones.
José Mourinho, el entrenador que esta temporada aspirará a ser protagonista una vez más, apareció con ajustados pantalones largos negros y atento a todo, moviendo los conos y siguiendo al detalle la práctica sobre un césped alto que no será del agrado del equipo visitante mañana. Sergio Ramos, en duda para mañana, se entrenó sin aparentes problemas en una tarde que terminó con ovación del público: una docena de balones a las gradas para cerrar el entrenamiento y todos felices. De la tensión y el mal ambiente de hace unos meses, ni rastro este sábado.