Barcelona estaba seguro de que el triunfo era suyo. Corría el minuto 89 del partido cuando el defensa Eduardo Morante se elevó en el área y apagó la celebración de los amarillos en las gradas.
Barcelona mantuvo la iniciativa desde el primer minuto, pero terminó pidiendo tiempo y encerrado en su cancha. La reacción de Emelec al final del cotejo le alcanzó al equipo dirigido por el uruguayo Juan Ramón Carrasco para empatar un compromiso que parecía que lo tenía perdido.
Pese al empate, Barcelona jugó mejor que Emelec. Practicó un juego más ágil, versátil y dinámico. Los azules, en cambio, no tuvieron control en el medio campo y carecieron de jerarquía ofensiva.
El tanto de Morante llegó en la segunda jugada de peligro que los azules generaron en la etapa complementaria. Antes lo habían hecho con un tiro libre cobrado por Édison Méndez.
El argentino Damián Díaz asumió la conducción del equipo canario desde el primer minuto. Eso hizo que el medio campo del conjunto que dirige Luis Zubeldía sea más agresivo que Emelec.
La labor de Díaz empezó a los cuatro minutos del primer tiempo. El ‘gaucho’ ejecutó un pase a profundidad para Vinicio Angulo, este dominó la pelota pero la estrelló sobre el pecho del arquero Wilmer Zumba.
Diez minutos más tarde el mediocampista torero apareció nuevamente. Lo hizo con un potente remate de media distancia que salió sobre el horizontal.
El ‘Kitu’, como apodan a Díaz, fue incontrolable para la zaga y el medio campo azul. Tanto así que durante una pausa en el partido, Carrasco y Marcelo Fleitas le ordenaron a Pedro Quiñónez que no lo dejara controlar la pelota y que se proyectara al ataque.
Quiñónez obedeció la orden, pero Díaz buscó los espacios para continuar inquietando al rival. Lo hizo con la ayuda y el relevo de su compatriota Matías Oyola.
En los eléctricos, Méndez no gravitó. La marca del argentino Duscher absorbió al ‘Kinito’.
El aporte del uruguayo Nicolás Vigneri, refuerzos de los azules, tampoco influyó. Participó poco en las jugadas que trataron de hilvanar Méndez y el paraguayo Fernando Giménez.
El otro uruguayo, José María Franco pasó también inadvertido. Brian Lugo entró en el segundo tiempo y lo único que hizo fue empezar la jugada que concluyó en el tanto de los locales.
Según Zubeldía el empate fue producto de una desconcentración de la zaga. “Numéricamente éramos inferiores en la jugada del gol. Fue una arremetida del rival”, explicó el entrenador de Barcelona que, al igual que Carrasco, debutó en el clásico del Astillero.
Este fue el quinto empate entre los dos clubes desde la segunda etapa del 2010.
La figura
Damián Díaz fue un motor en el Capwell
El mediocampista argentino fue el conductor de Barcelona y el jugador más hábil y dinámico de los toreros. Solo en el primer tiempo generó cinco jugadas de riesgo cerca del arco defendido por el guardameta Wilmer Zumba.
La contrafigura
N. Vigneri aportó poco en la ofensiva
El volante uruguayo cayó fácilmente en la marca del defensa juvenil torero Roosvelt Oyola. Cada vez que le pasaban la pelota la entregaba inmediatamente y no encaraba a los jugadores rivales, lo que dificultó a su equipo.