No olvide revisar el nivel del aceite del motor antes de viajar. Foto: Archivo El Comercio
Con la llegada del verano, que coincide con la finalización del ciclo escolar en la Sierra, muchas familias aprovechan los meses de julio y agosto para vacacionar en diferentes puntos del país.
Entre ida y vuelta, esos viajes pueden implicar recorridos de 500, 800 o más kilómetros. Por ello es muy importante que los propietarios o usuarios de los vehículos en los que se realicen los desplazamientos los sometan a una revisión previa que garantice su óptimo funcionamiento, para así evitar que un problema mecánico arruine lo que debería ser un viaje de placer.
Algunas de esas tareas deben ser realizadas necesariamente por un técnico en un taller, mientras que otras más sencillas pueden correr por cuenta del usuario.
A continuación detallamos los principales aspectos que deben ser chequeados antes de emprender un viaje, para que este sea tranquilo, cómodo y seguro.
Aceite y líquidos, elementos básicos para el funcionamiento
El aceite del motor, en buenas condiciones y en su nivel apropiado, es básico para garantizar el buen funcionamiento del mismo. Si está cerca de cumplirse el kilometraje para realizar el cambio, se recomienda adelantarlo para que así no tenga que preocuparse de hacerlo en el transcurso del viaje.
Asimismo, es aconsejable completarlo si su nivel está más cerca del nivel mínimo que del máximo en la varilla de medición. La cantidad entre ambos generalmente es de un litro.
Se debe también revisar y completar, si fuera necesario, el refrigerante del radiador y el agua para los limpiaparabrisas.
Las llantas, el labrado y la presión son factores claves
El buen estado de los neumáticos es básico para la seguridad, pues de ello depende una buena adherencia del vehículo al asfalto tanto en aceleración como en frenado.
No conviene aventurarse en la carretera si el labrado de sus llantas carece de una profundidad aceptable, a la vista. Es mejor adquirir un nuevo juego antes de emprender una travesía, pues de esa manera usted estará invirtiendo en su seguridad y en la de las personas que lo acompañan.
También es importante revisar la presión de aire en cada llanta, incluida la de emergencia, que normalmente no debe tener menos de 28 libras ni más de 32.
La previa medición del aire evita inconvenientes en la ruta. Foto: Archivo El Comercio
Los frenos son el seguro de vida de los ocupantes del auto
En un viaje de vacaciones, los vehículos suelen ir al tope de su capacidad de pasajeros y carga. Ese mayor peso requiere que el sistema de frenos se encuentre en óptimo estado, para asegurar eficacia tanto en circunstancias normales como en un requerimiento de emergencia.
Si usted nota que el pedal del freno está demasiado bajo, lo siente esponjoso o hay un chillido molesto y constante cada vez que lo presiona, probablemente el sistema necesite atención.
Esta puede implicar un cambio de pastillas, de zapatas, de ambas, o simplemente una limpieza rutinaria. Haga que las revisen en un taller antes de viajar.
La eficacia de frenado debe ser óptima al viajar en carretera. Foto: Archivo El Comercio
Las luces garantizan una óptima visibilidad nocturna
Antes de salir a la carretera, la revisión del correcto funcionamiento de todas las luces del vehículo es obligatoria. Hay que verificar que funcionen las luces bajas, medias, altas, las luces guía y de freno atrás, las intermitentes (direccionales y de parqueo), los faros antiniebla (si los tuviere) y la luz de reversa.
Esto no solo brinda al conductor un buen dominio del entorno en condiciones de baja visibilidad, sino que también permite a otros conductores y usuarios de las vías advertir su presencia.
Recuerde que las luces no solo se encienden en la noche, sino también en zonas donde hay constante presencia de neblina.
Si una luz exterior no funcionara, es imprescindible cambiarla. Foto: Archivo El Comercio