Noah Lyles (c), de Estados Unidos, el chino Xie Zhenye y el ecuatoriano Álex Quiñónez (der.) en las semifinal de los 200 metros del Mundial de Doha, el 30 de septiembre del 2019. Foto: AFP
¿Está preparado para ser la nueva estrella del atletismo? El velocista estadounidense Noah Lyles, que brilla con fuerza desde hace dos años, está ante su primera gran oportunidad de demostrar su enorme talento en una cita de primer nivel, el martes 1 de octubre del 2019 en la final de 200 metros del Mundial de Doha.
Tras no forzar la máquina el lunes 30 de septiembre del 2019 en las series (20.26), Lyles aceleró más en esta ocasión, para llegar a 19.86. Ganó su serie al ecuatoriano Álex Quiñónez (19.95) . Ambos fueron los más rápidos de estas semifinales.
Es el primer gran examen de su carrera, que llega en un año en el que asombró ya a todos al parar el crono en 19 segundos y 50 centésimas, el pasado 12 de julio en Lausana (Suiza) , para establecer la cuarta mejor marca de la historia.
Por delante de él ya solo quedan el plusmarquista mundial Usain Bolt (19.19), el también jamaicano Yohan Blake (19.26) y el estadounidense Michael Johnson (19.32).
Desde 2017, Noah Lyles progresa a una velocidad constante y se ha impuesto poco a poco como el velocista a batir, con permiso de su compatriota Christian Coleman, el campeón de los 100 metros el sábado en la capital catarí.
No hubo duelo Lyles-Coleman en este Mundial y su batalla en un gran evento se aplaza en principio hasta los Juegos Olímpicos de Tokio-2020.
Los dos fenómenos estadounidenses se evitaron: Lyles no participó en los 100 metros y Coleman renunció a los 200 metros, por lo que cada uno se concentró en su distancia de especialidad, sin pisar el terreno del otro.
El único corredor que batió este año a Lyles fue su compatriota Michael Norman (19.70 el 6 de junio en Roma) , que se centra en Doha en los 400 metros.
El turco Ramil Guliyev (defensor del título) , el canadiense Andre De Grasse (tercero de los 100 metros en este Mundial) o el ecuatoriano Álex Quiñónez se presentan como principales rivales del velocista de Florida, pero sobre el papel tendrán muy difícil sorprenderle. No estará en la final el jamaicano Yohan Blake, que no superó las ‘semis’.
Lyles llegó al Mundial tras un doblete de títulos (100 y 200 metros) en la Liga de Diamante, con 9.98 en la de la línea recta en Zúrich y un 19.74 en la de la media vuelta de pista en Bruselas.
En los 100 metros llegó a imponerse a Coleman en Shanghai en mayo (9.86 ambos, desempatados con la milésima de segundo) .
“ Ya lo he dicho, lo quiero todo, los títulos y los récords. Por supuesto, en primer lugar quiero la medalla de oro, poco importa el crono, estaré preparado. Pero me siento muy en forma ” , indicó Lyles tras las series de los 200 metros el lunes.
“ ¿Correr en menos de 19 segundos? Creo que es posible. De todas formas, si no confías en ello no tienes mucho que hacer en el deporte ” , dijo.
El representante latinoamericano
Álex Quiñónez será la única presencia latinoamericana en la gran final del martes, ya que el dominicano Yancarlos Martínez (20.28) y el cubano Reynier Mena (20.61) quedaron eliminados en esta ronda.
A sus 30 años y tras un parón en su carrera, en el que llegó a plantearse la retirada, el esmeraldeño regresó con fuerza.
Hace siete años en la cita olímpica de Londres había sorprendido disputando la final, donde finalizó en séptima posición, en una carrera que ganó el jamaicano Usain Bolt.
La mente en Tokio
La apuesta de Lyles de renunciar a los 100 metros en el Mundial de Doha fue criticado por varios nombres importantes, como el exvelocista trinitense Ato Boldon, campeón mundial en 1997 en los 200 metros.
Pese a su estatus de estrella, Lyles tiene todo por demostrar en los grandes campeonatos.
En 2016 no consiguió clasificarse para los Juegos Olímpicos de Rio en las exigentes selecciones estadounidenses (4º en los 200 metros en ese 2016) . Después, en 2017, se lesionó antes del Mundial de Londres.
“Espero el Mundial desde 2017, ¡desde hace mucho! Pero no tengo ninguna presión, nunca he participado en un gran campeonato”, desdramatizó.
Lyles tiene por lo tanto la misión inaugurar su palmarés a lo grande.
Y demostrar que el futuro es suyo, postulándose a suceder a Usain Bolt como gran figura de un deporte necesitado de atractivos mediáticos para superar unos años complicados por los escándalos de dopaje y corrupción.