Anderson Colorado, de 19 años, obtuvo la medalla de plata en los 400 m del Mundial de Para-Atletismo en Dubái. Foto: archivo personal del deportista
Anderson Colorado, en su adolescencia, solía caminar descalzo por los exteriores de la pista de atletismo del Centro de Entrenamiento para el Alto Rendimiento de Carpuela, en Imbabura. Así lo recuerda Celso Chalá, quien empezó a dirigirlo desde el 2012.
El técnico carchense lo recuerda como “un chico introvertido”. En sus inicios se dedicó a las pruebas combinadas, como el hexatlón. En poco tiempo mostró su potencial como velocista y se dedicó a los 100 y 200 metros.
Una vez que se comprobó su leve discapacidad intelectual, con el carné respectivo, se unió a la Federación Ecuatoriana con Discapacidad Intelectual. El 2014 pasó a ser parte del Comité Paralímpico Ecuatoriano y ese mismo año se estrenó en los Juegos Nacionales del Deporte Adaptado, en Guaranda.
Colorado nació en la comunidad de Carpuela del Valle del Chota, en Imbabura. Pero nunca representó a su provincia. Chalá, como entrenador carchense, sugirió a su dirigido que se inscribiera por la Federación Deportiva de Carchi. “Los carchenses entrenan en Carpuela, por la cercanía”.
Se estrenó a escala internacional en Sao Paulo (Brasil), en el 2015, con tres medallas en los Juegos Parapanamericanos Juveniles: dos de oro (en 400 y 1500 m) y una de plata (salto largo). Dos años después se clasificó para el Mundial Sénior de Para-Atletismo, pero no asistió por una lesión.
Ese mismo año, en Suiza, compitió en el Mundial Juvenil. Allí ganó una medalla de plata en 400 m y otra de bronce en salto largo. Desde entonces, el atleta imbabureño ha sido protagonista en los mundiales.
Anderson, de 19 años, se siente orgulloso de ser el número dos del ‘ranking’ mundial en la categoría T20. En el Mundial de Para-Atletismo en Dubái, hace dos semanas, ganó la presea de plata en 400 m y se clasificó para los Juegos Paralímpicos del 2020 en Tokio. Está en la categoría Alto Nivel del Plan de Alto Rendimiento y cada mes recibe USD 1 970.
El atleta paralímpico se lesionaba con frecuencia hasta el 2017. Su equipo corrigió esa situación con la adquisición de cinco máquinas especiales que permitieron fortalecer los isquiotibiales. Así se evitaron los desgarros musculares. Desde entonces no se ha lesionado.
Según Chalá, la meta con Anderson es correr los 400 metros en 46 segundos con 90 centésimas. Con ese tiempo, dice, “puede ser campeón paralímpico en Tokio”, aunque tendrá como rival al campeón paralímpico del 2016, el brasileño Daniel Martins, actual líder del ‘ranking’ mundial.
El entrenador lo compara con el jamaiquino Yohan Blake, compañero de Usain Bolt, por sus características físicas. “Es potente”.