El Salón se ubica en una pendiente, con vista al cafetal.Fotos: Cortesía Felipe Palacios
Contar una historia de sensaciones en torno a la experiencia del café, sus procesos de producción, cosecha, secado, tueste y molienda es parte del propósito del Salón del Café, una construcción ubicada en Nanegalito, de los arquitectos Felipe Palacios y Johann Moeller, del estudio Architekten.
Palacios describe al Salón como un volumen insertado en la naturaleza, “un refugio que invita a mirar”. Está ubicado dentro de la finca cafetera Frajares, en una zona a
1 700 metros de altitud.
El arquitecto señala la idea fue introducir “quirúrgicamente” un elemento arquitectónico singular y volumétrico de pequeña escala, que se articulara en diferentes niveles con esta experiencia del café. La inserción fue implantada en una zona alta donde comienza una pendiente.
Su diseño representa un mirador totalmente cubierto.
Las condiciones climáticas y el difícil acceso al área fueron los retos a los que se enfrentaron a la hora de la construcción, recuerda Palacios al señalar que el proyecto buscó optimizar materiales.
El Salón tiene 65 metros cuadrados de construcción. Se compone de un solo volumen alargado que se separa gradualmente del terreno. Aquello obedece a una razón doble: las condiciones climáticas y la sensación de levitación deseada sobre el cafetal.
La parte frontal es abierta para fundirse con el paisaje.
El frente es un espacio abierto y transparente. Tiene mamparas laterales y pivotantes que fueron elaboradas con una delicada carpintería para difuminar los límites del interior y el exterior. Así se puede disfrutar de una visión de 180 grados de la plantación y la cordillera.
El acero, la madera y el hormigón fueron los materiales utilizados con el objetivo de obtener una construcción que esté protegida contra la intemperie. El sistema estructural de acero fue modulado para su transporte e instalación en el sitio.
La madera es un elemento central en la cubierta.
En el interior, la cubierta ligera inclinada fue revestida con tableros de madera de seike, diseñados para evitar desperdicios. Otro punto importante del proyecto, fue aportar al medioambiente. Para eso se implementó un sistema de separación de la descarga de aguas lluvias y aguas grises. Es así que las aguas lluvias regresan encauzadas a la plantación, mientras que las aguas grises se dirigen a un biodigestor.
En cuanto al interior, Palacios indica que los espacios de servicio se ubicaron en la parte posterior, que corresponden a la zona cerrada de baños y mesones de apoyo. Cuenta con cafetería, comedor, mirador y aula para actividades de cata y maridaje. El Salón del Café es el primer paso de un proyecto más amplio: el cafetal contará con una tienda/museo, y senderos educativos.