La iluminación resalta los colores que se usaron en la decoración de pilares, canales, puertas, cornisas y cielos rasos de esta casona del Centro Histórico de la capital azuaya. Fotos: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO
La combinación de los colores resalta los detalles arquitectónicos de la antigua cárcel de mujeres de Cuenca. Es una de las principales casas patrimoniales del Centro Histórico de la capital azuaya, que fue recuperada para su nuevo uso.
Es un inmueble de estilo neoclásico con una influencia francesa, que se construyó con técnicas ancestrales a inicios del 20. Entre 1987 y el 2015 funcionó como cárcel. Su fachada estaba pintada de blanco y lucía en malas condiciones, al igual que su interior.
La intervención estuvo liderada por Claudio Ullauri y Jairo Vargas. Este último se encargó de plasmar diferentes técnicas de pintura y decoración para resaltar los detalles de la fachada, puertas, columnas, ventanas y cielo raso.
Así, por ejemplo, el tumbado de los pasillos y las habitaciones fue pintado con siete tonalidades de azul y verde. El cielo raso es de madera con tiras de tres centímetros, que sirven para ocultar las uniones de las piezas. En los perímetros hay cornisas de madera. El latón del tumbado del salón principal y de la habitación contigua también fue recuperado para destacar sus atractivos, cuenta Vargas.
En la primera fase se recuperó hasta el primer patio.
Las puertas tienen tres colores, que combinan con el cielo raso y las ventanas. Estas últimas son azules y sobre este color se hizo un esponjeado con otra tonalidad de azul.
Los canales de agua lluvia también tuvieron un tratamiento especial. Según Vargas, primero se colocó un fondo blanco y luego negro, dorado y verde. “Finalmente, se matizó para que todo se mezcle”.
Él cuenta que al inicio se definió qué colores se emplearían en el cielo raso y desde allí se pensó en el resto de los espacios. Solo las paredes del salón principal están pintadas de rosado porque fue una sugerencia de un técnico del Municipio, quien aseguró que ese espacio tenía ese color originalmente.
El piso de cerámica que se colocó en el primer patio guarda armonía con el resto de la decoración de la casa, dice Vargas. Al principio se colocó sin pegarlo porque necesitaban que todo cuadre debido a que el patio no es simétrico. En el centro se ubicó una cerámica con rosetones y en el perímetro una tipo mármol. “Evocan los diseños de baldosas artesanales, que se empleaban en el siglo 20”, dice Ullauri.
La combinación de colores da relieve a todos los detalles arquitectónicos. Allí también funcionaron escuelas.
La casona también fue decorada con 24 lámparas elaboradas en hierro. Fueron diseñadas por Vargas y fabricadas en el tercer patio de la casona. “Con la iluminación también se resaltan los detalles. Es luz cálida”, explica Vargas.
Otro trabajo importante se realizó en la fachada. Se destacaron sus cornisas, almohadillados y otros detalles que pasaban desapercibidos porque estaban pintados de blanco. Se usaron tonalidades metálicas porque Vargas no quería que se vea como recién pintada.
La fachada es de ladrillo gigante (40 centímetros de largo por 20 de ancho y siete de alto), que ofrece alta resistencia, asegura el arquitecto Ullauri. Las paredes de la primera planta son de adobe y tienen un ancho de 80 centímetros. Son de dos hileras de adobe. Cada uno tiene 40 centímetros de ancho y tiene como función soportar el segundo piso.
La fachada es de ladrillo. Sus detalles se resaltaron.
Mientras que las del segundo piso son de bahareque. Es un sistema constructivo que está conformado por pilares y soleras (vigas horizontales) de madera, palos cruzados, carrizo. Todo está cubierto con el revoque que es barro podrido y paja gruesa para que no se adhiera, explica Ullauri.
El techo es de teja artesanal que descansa sobre una estructura de madera. Las vigas de los pisos, así como los pilares del patio principal y del secundario son eucalipto.
La intervención duró dos años. La estructura de los cimientos, mampostería y cubierta estaba en condiciones aceptables, destaca Ullauri.
Este inmueble patrimonial cuenta con un área de construcción de 1 080 m² y está emplazado en un terreno de 973 m². El proyecto de recuperación consta de dos fases.
En la primera se recuperó desde la fachada hasta la segunda crujía. En la otra se trabajará en el segundo y tercer patio. La idea es que funcionen una institución, señala Ullauri.