Los tonos neutros en el mobiliario permiten conservarlos durante varios años. El violeta, verde y rosa se destacan en objetos pequeños. Foto: Vicente Costales/ EL COMERCIO
Una recámara que proporcione paz y armonía a sus retoños es el deseo de los padres de familia modernos.
Por esa razón dejaron en un segundo plano a los tradicionales colores rosa y celeste. Con esos tonos, precisamente, se decoraban las habitaciones desde los años 40.
Ahora, según Lourdes Vélez, interiorista, predominan los colores neutros -escala de grises-; mientras que el rosa y celeste, y otros tonos más vivos, se cuelan en la decoración en textiles o detalles del mobiliario. También se convierten en aliados a la hora de colocar complementos, como cuadros, canastillas o lámparas.
Dentro de un portarretratos, por ejemplo, puede ir el dibujo animado favorito del niño o niña con los tonos azul, rosa, verde, naranja. Así logran fusionar el diseño contemporáneo con el gusto de los pequeños.
Ximena Limaico, diseñadora de interiores, cuenta que esos colores -el gris en su versión más clara, por ejemplo- están presentes en los ambientes escandinavos y proporcionan paz a los infantes desde sus primeros días y a las madres durante el proceso de lactancia.
Por esa razón, junto al blanco, son los preferidos por los interioristas. Sienten como si tuvieran un tapiz llano para llenarlo de ideas innovadoras.
Vélez coincide y añade que esas tonalidades aportan también serenidad y frescura, favoreciendo la relajación y descanso del bebé.
Y es por esa razón que también se las recomienda para ambientar la habitación de los recién nacidos. “Parece imposible, pero los colores influyen incluso en el estado de ánimo de las personas. El rojo, por ejemplo, genera fricciones entre los habitantes de la vivienda”, cuenta Limaico.
Ella, por ejemplo, ha diseñado habitaciones para niñas amantes de las princesas, manteniendo a los colores neutros como protagonistas.
Recuerda que una pequeña le pidió detalles de la princesa Sofía. Limaico, en lugar de pintar a la princesa en las paredes, diseñó una cama con detalles que aparecen en el filme animado. ¿El resultado? Padres e hija quedaron conformes con la asesoría de la especialista.
De acuerdo con el arquitecto Eduardo Madrid, esos colores también están en boga en el mundo porque prestan facilidades para decorar las habitaciones en función de los requerimientos de los padres y la personalidad de los niños.
La decoración de una habitación puede contener colores más atrevidos cuando el infante es algo callado. Para esos casos recomienda mobiliario con toques naranjas, por ejemplo. Si el infante es muy activo, sugiere detalles en azul.
Los tres especialistas coinciden en que los colores neutros pueden estar en las paredes o mobiliario. Aquello permite prolongar la vida útil de elementos como la cama, veladores y escritorio. Hay mobiliario funcional con esos tonos.
Una cuna, por ejemplo, puede convertirse en una cama para un niño de 5 años y después, en una para una joven. Esa misma cama funciona, según Limaico, en habitaciones para niños y niñas.
Para mantener el espíritu infantil en esas recámaras, Vélez sugiere jugar con las formas del mobiliario.
Madrid recomienda incluir alfombras u otros elementos coloridos, siempre que estén en sintonía con la decoración de la habitación. Según él, una de las ventajas de pintar las paredes con tonos neutros es que los elementos complementarios ‘cobran vida’ por sí solos.