En la casa Sara Cedeño de Vélez se conserva la estructura original de una vivienda costeña de construcción mixta. Fotos: Juan Carlos Pérez / para CONSTRUIR.
El Centro Histórico de Portoviejo, la capital manabita, tiene una nueva fisonomía. Sus calles y casas patrimoniales muestran un nuevo aspecto: moderno, pero manteniendo la arquitectura colonial.
El toque antiguo lo brindan cuatro viviendas, que datan de 1960, y que fueron reparadas luego del terremoto del 2016, que afectó al centro histórico y comercial, que fue declarado zona cero.
Para reparar la casa Cevallos Arízaga, también conocida como Casa Rosada, y la casa Sara Cedeño de Vélez se utilizaron barro, caña guadúa picada, madera y estiércol de ganado.
La mezcla que sale al unir esos materiales era utilizada por los manabitas en la época colonial y se conoce con el nombre enquinche.
Con ese ‘engrudo’, los montuvios de la zona rural reforzaban sus viviendas de madera, señaló José Cedeño, arquitecto de Portoviejo .
En la casa Sara Cedeño de Vélez está el INPC.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC), la restauración de las dos casas patrimoniales se realizó con un seguro USD 60 000, que se adquirió antes del terremoto.
En el caso de la casa Sara Cedeño de Vélez, el inmueble patrimonial ya se había restaurado en el 2015 con una inversión de USD 300 000. Los materiales de la restauración fueron la caña y enquinche, muy utilizados en las construcciones de inicios del siglo XX.
Con el terremoto, la casa tuvo daños en la mampostería y en las paredes. Pero la base estructural no fue afectada.
La casa Sara Cedeño de Vélez fue construida en 1925, luego de un incendio que calcinó a gran parte de la ciudad. “Es un ícono de la identidad urbanística e histórica de Portoviejo”, aseguró Cedeño.
Este inmueble lleva ese nombre en honor a Sara Cedeño y a su familia, quienes eran dueños de la casa e impulsaron la cultura manabita.
La casa Cevallos Arízaga fue construida en 1920.
Por eso, en su honor ahí funciona el INPC y un museo que resalta la historia del tradicional sombrero de paja toquilla.
En el interior aún se conserva la madera de las vigas en el techo y en algunas ventanas, puertas y pasamanos.
Esta casa es la más cercana al centro histórico de Portoviejo, a pocos metros del parque Vicente Amador Flor.
Es una vivienda urbana tradicional de la Costa y tiene dos pisos, ventanas de madera, ocho balcones y un portal que cubre el vértice de la esquina de las calles Morales y Bolívar.
La Casa Rosada está ubicada junto al parque central de Portoviejo y fue construida en 1920, pero apenas en 1932 fue habitada por cinco manabitas, integrantes de la familia Cevallos Arízaga.
Esta vivienda tiene un estilo francés, con grandes ventanas que tenían el objetivo de dejar entrar la luz natural y el aire.
Al lado de la casa se construyó un pequeño jardín con plantas y flores de varios colores.
En las casas patrimoniales funcionan museos y talleres culturales.
La casa fue ocupada como una vivienda, pero también funcionó un destacamento militar, un hotel, una pensión y el Municipio.
Las otras dos casas patrimoniales, ubicadas en la calle Mejía, están juntas y pertenecían a Wilfrido Loor y luego a pasaron a la orden Jesuita.
La fachada de una de las casas, construida en 1939, es ecléctica. En el segundo piso tiene tres balcones falsos, que están divididos por grandes columnas de cemento.
Estas viviendas se destacaron porque fueron las primeras en utilizar hormigón en su construcción.
El Municipio de Portoviejo señaló que se tiene previsto un proyecto para restaurar ocho casas más, de las cuales ya se hicieron los estudios y se entregaron a los propietarios.
La primera fase de esta iniciativa empezó con la reconstrucción de la casa Los Estancos, que se tiene previsto entregarla a mediados del 2019, según los expertos.
La segunda fase consiste en la expropiación de las viviendas que están ubicadas cerca del parque central para empezar con la restauración, señaló Fabián Santana, director de Cultural Municipal.