La estructura está compuesta en un 80% por madera. También hay cemento y baldosa. Fotos: Juan Carlos Pérez/ PARA EL COMERCIO
Una nueva estructura de madera, que tiene como principal elemento la caña de bambú, sobresale a 46 km del centro de Santo Domingo.
Fue inaugurada hace poco menos de seis meses en la ruta hacia Quito, bajo un concepto ancestral que guarda relación con el estilo constructivo de la etnia Tsáchila de la provincia.
La técnica arquitectónica y la forma de la construcción del paradero están inspiradas en chozas de esta nacionalidad.
Maribel Pazmiño y Luis Armendaris son los socios que llevaron adelante el proyecto.
Ellos cuentan que el bambú gigante es el material predominante, pues se emplearon más de 1 000 unidades de ese madero, que representan el 80% de toda la obra. El 20% se complementa en la superficie con cemento y cerámica.
La decoración interior está inspirada en las tradiciones de los moradores del sector.
En la provincia tsáchila este paradero es uno de los más grandes en su tipo. Tiene capacidad para acoger hasta 600 personas. Ocupa un espacio de 1 200 metros cuadrados, junto al filo de la vía hacia la capital.
Los usuarios que llegan al sitio destacan la fachada por su altura, amplitud y su forma con caída a los costados.
En la parte más elevada hay pilares de caña de hasta 16 metros y se los observa en el área central del establecimiento.
Los columnas brillantes resaltan por su forma apilada. Cada una está compuesta por ocho cañas que están aseguradas con pernos tanto en la parte inferior como en la superior, donde se unen con el andamiaje del tumbado. Las columnas están montadas en una base de concreto y ancladas entre sí a la plancha.
El paradero demandó de una inversión de USD 150 000 y se construyó en seis meses.
Armendaris asegura que en el transcurso de la obra se siguió la técnica que ha dejado como legado el grupo étnico de la provincia.
Esos principios se siguieron desde el corte, el cuidado y los acabados que llevó cada madero. En la tradición de los tsáchilas, el corte de la madera y la paja toquilla se debe hacer en cuarto menguante.
El uso de madera rústica se aprecia en todo el mobiliario.
Es una forma de garantizar la durabilidad del producto, pero también incide el tratamiento que se le aplica una vez que se lo lleva al proceso constructivo. Maribel Pazmiño, otra mentalizadora del proyecto, asegura que contó con la asesoría de expertos en bambú de Santo Domingo, Pichincha y Colombia.
Sus recomendaciones fueron claves para escoger la caña ideal. Le apostaron a la variedad del bambú chino, que es de forma tubular y que cuenta con unas especies de nudos, que a lo largo del madero se ven separados por espacios de 15 y 20 cm.
El paradero se distingue de los tradicionales porque su tejado es de zinc. Los antiguos disponen de paja toquilla distribuida a lo largo de la forma de V invertida.
Los creadores de esta construcción sugirieron un material sustituto al antiguo por los costos que demanda emplear la toquilla, que es vulnerable a que se pierda en pocos años por la concentración de humedad en Santo Domingo.
No obstante, para no dejar de lado otros elementos tradicionales, se utilizó la fibra de abacá que también es de gran utilidad en las cabañas ancestrales. El material está presente en candelabros, recubrimientos de focos y adornos.
En la provincia, el uso de la caña bambú en las construcciones ha tenido un fuerte impulso en los últimos cuatro años. Según el Municipio, en el momento se registran unas 150 infraestructuras de ese tipo, tanto en proyectos de vivienda de interés social como en negocios. Los bares y restaurantes son los principales referentes de las estructuras maderables, según el Cabildo.
Maribel Pazmiño y Luis Armendaris coincidieron en darle una identidad diversa a el establecimiento que construyeron. Lleva por nombre La Negra y busca resaltar las cualidades culinarias de la mujer afro. Eso se transmite en la diversidad de comida que se sirve a los comensales que acuden al paradero, que pronto será integrado a rutas turísticas.