Los bachilleres terminan otro proceso de las cuestionadas pruebas para ingresar a la Universidad. Este acontecimiento tiene muchas lecturas, los señores de Senescyt ¿cuándo se van a dar cuenta que no se puede valorar, medir o evaluar a un estudiante con tan solo una prueba similar al caduco C.I.(Q.I) dejando de la lado su trayectoria estudiantil, social, personal, familiar?, (que para colmo es diseñada por personas “divorciadas” de las aulas escolares); ya es hora que recojan los criterios de personas íntimamente ligadas a la educación y que miren una realidad inobjetable: que las universidades públicas están quedándose sin estudiantes con verdadera vocación y que ingresan a cualquiera tan solo por no quedarse fuera de la educación superior?
Es una verdad que con este invento de las evaluaciones pre ingreso dejó una gran frustración en la población estudiantil. El libre ingreso y la gratuidad de la enseñanza, que sí existió, y del que muchos fuimos beneficiarios, no es mito, mito es el de ahora. Además que se contribuyó a tipificar a las instituciones educativas como buenas o malas, solo rigiéndose al número de estudiantes que lograban puntajes altos en la prueba cuestionada y eran valorados como buenos candidatos. Este es un hecho más de ciertas improvisaciones, provocando un serio retroceso por el derecho a la educación, por el respeto a la inclinación y a la incidencia vocacional. El Planeta está en la Revolución del Conocimiento, nosotros en la del socialismo del siglo XXI, he ahí la diferencia.