Muerte cruzada
Esto de la muerte cruzada, a breves rasgos, no es más que…”Se me cruzaron los cables”, una forma elegante de decirle al mundo: “Sorry baby, no pude con esto, no sé qué hacer, ni idea tengo”, es algo así como quién pone primero la demanda de divorcio para que uno quede de víctima y el otro de verdugo, y así nadie dice que la causa fue traición, maltrato e insatisfacción… pues al dar el primer golpe, se asegura que los reclamos del otro no se escuchen, el uno dirá: por el bien de los hijos, el otro dirá: yo no quería, pero… la única realidad es que “los hijos” ósea los ciudadanos ecuatorianos nos quedamos en el medio de la pelea… Para variar, los pudientes no se inmutan, siguen su vida, no necesitan eso que los pobres llamamos trabajo (ellos lo llaman negociado), solo les toca cambiar de aliados, pero los que no tenemos su solvencia nos encontramos en medio del mar, con marea alta y sin saber nadar…
Ahora bien, lo que viene es una pelea encarnizada de colores, todos resultan santos salvadores, esperemos que esta vez nadie venda su dignidad, ni su conciencia por una taza, 4 granos y una camiseta, y a los que les ofrecen puestos… analicen bien antes de vender a su patria, a como van las cosas, todos, absolutamente todos deben irse, pues el solo hecho de que quede una manzana podrida, todo volverá a contaminarse, no creo que quienes se divorcian empiecen una nueva vida viviendo con los ex suegros, ex amigos, o peor aún con el ex… Entonces, ¿no sé si se entiende la analogía?
El Ecuador merece más, mi país necesita paz y sobre todo dignidad.
Aissa Pazmiño Real
“Ancestros indígenas de los ecuatordianos”
En el Diario El Comercio del 8 de Mayo se incluye la segunda parte de un artículo titulado “incómodas raíces” referido a nuestro antepasado social y los orígenes indígenas de los que provenimos, sobre lo cual hay que hacer ciertas puntualizaciones:
*No creo que sea correcto hablar de “mestizaje inca” porque en la época precolonial, todavía no habían llegado los conquistadores españoles y todos los habitantes del Tahuantinsuyo eran indígenas, por lo cual es equivocado hablar de mestizaje por existir una sola raza y no dos.
*En lo que respecta a la relación mayor o menor de los habitantes del Ecuador con indígenas, es relativo porque ella está relacionada con distintos grupos aborígenes, pues no son iguales los que habitan en Imbabura y los que viven en Cotopaxi, para hablar de la sierra central, ni tampoco los de Loja y los de Cañar, porque son diferentes en todo: educación, aseo, trabajo, actividades artísticas y hasta en facciones físicas, basta con compararles a Yacu Pérez con el “señor” Iza. Yo preferiría ser pariente de Yacu Pérez y no de Iza.
*Vale repetir una frase de la novela “Por qué se fueron las garzas” escrita por Alfredo Jácome que dice: “Mestizo es disfraz del blanco, en permanente San Juan. Ridículo en sus poses de blanco. Insoportable en alardes de blanco; con apellido robado, con chaqueta y botines alquilados”.
*La cita grafíca con claridad a diferentes grupos intermedios entre blancos e indios, que representan hoy una buena parte de la población ecuatoriana.
Iván Escobar Cisneros
La corrupción
Corrupción es un término que generalmente indica el mal uso por parte de un funcionario de su autoridad y los derechos que se le confían, así como la autoridad relacionada con ese estado oficial, como oportunidades para conseguir conexiones con el propósito de obtener un beneficio personal, lo cual es contrario a la ley y los principios morales.
La corrupción principalmente se la relaciona con las prácticas inadecuadas en el sector público y privado, cuando una persona desempeña una función determinada, siendo que en el caso de un funcionario público se denominaría como peculado, cuando se produce una apropiación o uso ilegal de los bienes o recursos del Estado de lo que recibe o administra.
La corrupción se ha convertido a nivel nacional y mundial como un mal endémico, es decir se ha profundizado tanto en el manejo de las instituciones públicas en su mayor parte, como ha sucedido en el Ecuador, y en ciertos casos en el sector privado, de lo cual no se conoce mucho por la privacidad que se mantiene, lo que ha logrado constituirse en una práctica indeseable y que ha desencadenado infinidad de juicios y sentencias, que en muchos casos no se cumplen o se evade la justicia, lo que realmente ha horrorizado y espeluznado, porque se ha convertido en una práctica habitual, sin que la gente que comete un acto de corrupción, tenga ya ninguna vergüenza, ni decoro; siguen movilizándose como que nada ha pasado, no les afecta en lo más mínimo lo que piense la gente y peor aún su sector más íntimo que es su familia, a la que debería dársele ejemplo y muestras de comportamientos correctos y pulcros, para sentar precedentes de honestidad y de integridad moral.
Lo que está ocurriendo se debe principalmente a la educación que se imparte en los hogares, pues se está descuidando esa formación en principios y en valores que se caracterizaba en las generaciones anteriores; los padres eran muy estrictos en inculcar valores en sus hijos y nietos; se tenía miedo a la autoridad y se evitaba cometer algún desmán que provocara sanciones y privaciones. Ojalá se pudiera volver a esa formación familiar, que se reforzaba con los profesores y profesoras, sea en el jardín, escuela, colegio o universidad.
También incide mucho la pobreza imperante que se ha multiplicado en nuestras sociedades, que por falta de trabajo y oportunidades, hace que se multipliquen los desmanes y hechos delictivos. Debe haber mayores oportunidades para los jóvenes, facilidad de acceso a la educación y crear más fuentes de trabajo. Es importante que se refuerce también el control familiar; no puede ser que los padres actuales no sepamos, ni investiguemos con quienes se llevan nuestros hijos y nietos, que actividades realizan, sus horarios de cumplimiento para sus tareas; los programas que miran, especialmente esos juegos electrónicos que incitan a la violencia y al atropello.
Enrique Lacordaire dijo: “La sociedad no es más que el desarrollo de la familia; si el hombre sale corrompido de la familia, corrompido entrará en la sociedad”.
Hernán Patricio Orcés Salvador