El otoño. Sí. El otoño definitivamente será mi estación favorita del año. Me fascina ese color amarillo de las hojas de los árboles. También ese crujir cuando caminas sobre ellas.
El otoño es mágico, poético, nostálgico. Pero apreciar todo su encanto es necesario transitar por el invierno, primavera y luego el verano. Yo tuve la bendición de disfrutar del sol y humedad en su máxima expresión en Beijing (China), ciudad llena de tradiciones y cultura que me acogió por cuatro meses.
Pero también del invierno. Solo una hora me separó de la primera nevada. La nieve cayó tras mi arribo al aeropuerto de Beijing. “Mirá. Así te despide China“, me dijo mi querida María Noelia; una de mis mejores amigas.
Ambas coincidimos en el gigante asiático e hicimos clic desde el primer momento en el que cruzamos palabra. Con ella disfrutamos del invierno: montamos bicicleta y caminamos en busca de diversión y comida. El frío era intenso, pero soportable con una chompa, bufanda y guantes.
Noelia sintió el invierno más que yo, y es que ella nació en uno de esos países con verano eterno: Nicaragua. Yo -en cambio- soy de Ecuador, paraíso con muchos nevados. Yo digo que es el país de la eterna primavera. ¡Qué bonito!
De cierta manera estoy acostumbrada a las bajas temperaturas. Durante nuestra estadía en Beijing experimentamos -2°C y una sensación térmica de -10°C. ¡Vaya frío!
Luego, por nuestros amigos en China, nos enteramos que la temperatura bajó a -10°C. ¡Una locura!
Así mismo, nos hablaron de los lugares que se convirtieron en puntos turísticos por la magia de la temporada invernal. Sobre eso, precisamente, habla la periodista china Bei Bei en este entretenido video. Ella visitó la montaña Huangshang. Espero que lo disfruten tanto como yo.
Los leo en pgavilanes@elcomercio.com